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sábado, 28 de agosto de 2010

HIPÓLITO SANCHEZ QUELL - A 100 AÑOS DE UN LAUDO MEMORABLE DE RUTHERFORD B. HAYES / IMPRENTA NACIONAL (1978)

A 100 AÑOS DE UN
LAUDO MEMORABLE
DE RUTHERFORD B. HAYES
(CON 20 ILUSTRACIONES)
Conferencia de
HIPÓLITO SANCHEZ QUELL
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
IMPRENTA NACIONAL
Asunción, Paraguay
1.978 (40 páginas)


PÓRTICO

Para celebrar dignamente el Centenario del Laudo Hayes, el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Academia Paraguaya de la Historia organizaron conjuntamente un gran acto, que se realizó en la mañana del 11 de Noviembre en el Salón de las Banderas (Ministerio de Defensa Nacional).
La solemne conmemoración se inició con los sones del Himno Nacional, que fue coreado por la nutrida y selecta concurrencia.
El Ministro de Relaciones Exteriores Dr. Alberto Nogués pronunció las palabras de apertura. Y seguidamente el Presidente de la Academia Paraguaya de la Historia Dr. H. Sánchez Quell sustentó la conferencia "A 100 años de un laudo memorable", que fue ilustrada con documentos, mapas, retratos y diapositivas evocadoras del ambiente de la época.
Cruzando el puente tendido sobre el río, en la tarde del 11 el historiador Sánchez Quell pronunció la misma disertación en la Municipalidad de Villa Hayes, a la que concurrió el vecindario de dicha localidad, de Benjamín Aceval, Falcón, Pozo Colorado, Pozo Azul y otras poblaciones de la comarca.
Además, en Villa Hayes se realizaron durante 4 días numerosos actos conmemorativos, tales como la actuación del Ballet Folklórico de la Municipalidad de Asunción, un concierto de la OSCA (Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción), el Ballet Folklórico Juvenil de Villa Hayes, un baile popular, una ofrenda floral ante el monumento al Dr. Benjamín Aceval, una misa campal de acción de gracias, un desfile estudiantil y como coronamiento una cena de gala en la Municipalidad,
El Ministro de Hacienda General DIM. César Barrientos ha dispuesto editar el trabajo del Dr. H. Sánchez Quell en el presente folleto, con los 20 grabados que el autor utilizó durante su ilustrativa y emotiva conferencia.
Cuando esta medianoche el reloj rompa el silencio con sus 12 campanadas, se cumplirá el centenario de un hito luminoso de la historia patria: el laudo arbitral del Presidente de los Estados Unidos de América, Rutherford B. Hayes, por el cual se reconocía el derecho del Paraguay sobre la zona del Chaco entonces en litigio con la Argentina.
Para valorar el transcendente significado de esa sentencia internacional, se hace necesario analizar los antecedentes, el contenido y las consecuencias de la misma.


EL CHACO EN EL CONTROL ADMINISTRATIVO

Las migraciones de los guaraníes a través del Chaco hasta los contrafuertes andinos comenzaron ya en la época precolombina. Más tarde, acompañando a Alejo García, Ayolas, Alvar Núñez e Irala, varios miles de guaraníes cruzaron también el Chaco y se establecieron en esas regiones. Los que se asentaron en la sierra fueron denominados Chiriguanos y los que quedaron en el Parapití recibieron el nombre de guarayos. La cordillera de los Chiriguanos, el río Parapití y la sierra de Santiago constituyen, pues, los límites étnicos del Chaco. La vasta planicie del Chaco se extiende en el oeste hasta la cordillera de los Chiriguanos, en el noroeste hasta el río Parapití y en el norte hasta la sierra de Santiago. En toda la inmensa llanura no existe ningún accidente geográfico prominente. La cordillera de los Chiriguanos, el río Parapití y la sierra de Santiago son, por tanto, los límites geográficos del Chaco.
La entidad colonial Provincia del Paraguay era una unidad administrativa. Ella se extendía hasta los confines de Chuquisaca, Santa Cruz y Chiquitos. Centenares de cartas geográficas indican también que el territorio del Chaco estuvo siempre comprendido en la jurisdicción de esa unidad administrativa. Que el Paraguay ejercía control administrativo en el Chaco, por medio de sus autoridades civiles, eclesiásticas y militares, lo prueban documentos relativos a colonias, reducciones, fuertes y expediciones, hechos ostensibles y evidentes de que la jurisdicción paraguaya era reconocida, permitida o tolerada por el Monarca español en el decurso de los años. Y como la Provincia ejercía el control administrativo, o sea el control jurídico, hasta los confines de su jurisdicción, tenemos que la cordillera de los Chiriguanos, el río Parapití y la sierra de Santiago límites étnicos y límites geográficos constituyen también los límites jurídicos del Chaco (1).

UNA INSÓLITA PRETENSIÓN ALTIPLANICA

Al independizarse el Paraguay en 1811, y al hacer lo propio en 1825 las provincias del Alto Perú, las dos nuevas entidades políticas heredaron los territorios que
tenían en su carácter de colonias de España. Por tanto, los límites entre los dos nuevos Estados eran los que el Paraguay tenía con Chuquisaca, Santa Cruz y Chiquitos durante el coloniaje.
Mientras actuó la Junta Superior Gubernativa del Paraguay, presidida por el Teniente Coronel Fulgencio Yegros, las provincias del Alto Perú seguían bajo el dominio de la corona española.
Durante la Dictadura del Dr. José Gaspar de Francia, las veces que Bolivia intentó mantener relaciones con el Paraguay, acató las órdenes de las autoridades del Fuerte Borbón, respetando así la soberanía y los derechos incontestables de la República al territorio situado en la margen occidental del río Paraguay.
Don Carlos Antonio López, en 1842, notició a Bolivia la ratificación de la Independencia paraguaya, comunicándole al propio tiempo que estaba resuelto a fomentar "la población del Chaco dentro de los límites que corresponden a esta República, para abrirse rutas mercantiles con la República de Bolivia". El gobierno boliviano contestó reconociendo la independencia paraguaya, sin formular reserva alguna sobre la determinación respecto a la población del Chaco.
El Paraguay fue estableciendo en el Chaco 23 colonias y fuertes, cultivos agrícolas, ganado, obrajes, fábricas, etc. Bolivia tampoco hizo protesta alguna. Los que venían del altiplano tenían que esperar en Fuerte Olimpo (ex-Borbón) el permiso del Gobierno paraguayo para poder bajar hasta Asunción.
En 1852 sucedió algo insólito. Habíase ajustado entre Argentina y Paraguay el tratado Derqui-Varela, cuyo art. 44 establecía que "el río Paraguay pertenece de costa a costa en perfecta soberanía a la República del Paraguay, hasta su confluencia con el Paraná". El Encargado de Negocios de Bolivia en la Confederación Argentina, Juan de la Cruz Benavente, presentó entonces una protesta, pues consideraba que Bolivia "tiene derecho al mencionado río Paraguay, como ribereña en la costa occidental, entre los grados 20, 21 y 22". De inmediato "El Paraguayo Independiente" refutó la protesta de Benavente, diciendo: "No sabemos a dónde irá Bolivia por las pruebas para hacerse ribereña del Paraguay a centenares de leguas de distancia, desde el otro lado de las cordilleras. Tendrá la bondad de decirnos siquiera quién le ha dado el Gran Chaco y la derecha del Paraguay".
En 1853 ocurrió algo que resultó regocijante. El Presidente de Bolivia General Manuel Isidoro Belzú que, al decir de Marco Antonio Laconich, " padecía de un delirio portuario" publicó un decreto por el cual "Queden abiertos como puertos francos en el territorio boliviano, al tráfico y la navegación de todos los navíos mercantes, cualquiera que sea su matrícula, procedencia y tonelaje, los puertos de Bahía Negra y Fuerte Borbón”. El "Semanario de Avisos y Conocimientos Útiles", en 1856, comentaba con zumba: "Todos saben que en el lapso de más de 3 años los premios, excepciones de derechos y adjudicación de terrenos no ha sido parte para obtener el arribo de ningún buque extranjero de vapor, ni de vela, a buscar los puertos habilitados por el Gobierno boliviano en territorio paraguayo" (2).


MAPA DEL PARAGUAY.
Figuran los límites étnicos, geográficos y jurídicos del Chaco.
Asimismo, los territorios anexados
después de la Guerra de la Triple Alianza.
Y también el triángulo sometido al arbitraje del Presidente Hayes.



LA POSESIÓN PARAGUAYA DEL CHACO CENTRAL

Cuando Hernandarias tuvo la malhadada ocurrencia de dividir en 1617 la Provincia del Paraguay en 2 provincias, nos quitó el mar. Las 3 ciudades del Guairá esto es, Santiago de Xerez, Ciudad Real y Villa Rica fueron destruías por las malocas de los bandeirantes paulistas. El litoral atlántico pasó a depender de Buenos Aires. El Paraguay quedó aislado y comenzó su decadencia.
La división se hizo como dice Fulgencio R. Moreno por agregación de ciudades. Cada una ingresaba con su correspondiente distrito. Por tanto, la línea divisoria entre las dos nuevas provincias quedaba establecida por la que separaba la jurisdicción de Asunción de las de Concepción del Bermejo y Corrientes. Esto es, en el Chaco, el río Bermejo, y en la región oriental, el río Paraná.
El tratado del 12 de Octubre de 1811 firmado entre la Junta Superior Gubernativa del Paraguay y los plenipotenciarios porteños Belgrano y Echevarría expresaba que quedaban "los límites de esta Provincia del Paraguay en la forma en que actualmente se hallan, encargándose consiguientemente su gobierno de custodiar el Departamento de Candelaria". Como el área del Departamento de Candelaria estaba formada por la laguna Yberá, el río Paraná, su afluente el Yguazu y la Sierra Grande de las Misiones, significa que ésta última era el límite en las Misiones. En cuanto al Chaco, el límite era el río Bermejo, según nota del 15 de Febrero de 1812 de la Junta del Paraguay a la de Buenos Aires.
El tratado Derqui-Varela, signado en. 1852 entre los gobiernos del General Urquiza y de Don Carlos Antonio López, establecía que "la navegación del río Bermejo es perfectamente común a ambos Estados", lo que implica que ese río era el límite en el Chaco. Y agregaba que "el río Paraná es límite entre la Confederación Argentina y la República del Paraguay" en la región de las Misiones:
Dicho tratado no fue ratificado. Por tanto, quedaba sin efecto la cesión que el Paraguay había hecho de las Misiones transparanenses. En 1856, por el tratado Guido-Vázquez, quedó postergado sine die (sin fijar fecha) el arreglo de la cuestión de límites.
El Paraguay siempre poseyó el Chaco Central (que se extiende entre el Pilcomayo y el Bermejo) durante todo el coloniaje. Tenía en esa región las reducciones de Laguna Blanca, San Antonio de Tobas, San Francisco Solano de Remolinos, Nuestra Señora del Rosario, San Carlos del Timbó y Nuestra Señora del Bermejo. Más tarde, el Dictador Francia mandó levantar allí los fuertes Santa Elena, Monteclaro, Orange y Formoso. En 1822 ordenó la expedición de Hermosilla, que llegó hasta el antiguo asiento de los abipones. En 1842, en época de Don Carlos Antonio López, se practicó en los fuertes citados el juramento solemne de la Independencia Nacional. En 1854 M. Heberard-Crámon, súbdito francés, solicitaba permiso para establecer un obraje de maderas. Tres expediciones de Ramos y Aguiar recorrieron el Chaco Central en época de Rosas hasta diversos puntos del Bermejo. En 1860 partió otra expedición, al mando del Mayor Juan de la Cruz Estigarribia, de cuyo recorrido trazo prolijo plano Humberto Martelli, topógrafo que le acompañó.
En cuanto a las Misiones transparanenses, el Paraguay siempre las poseyó también. A raíz de la división de Hernandarias, una Real Cédula del 10 de Noviembre de 1659 declaró que los pueblos situadas al norte de la Sierra Grande de las Misiones "señaladamente fueron de la jurisdicción del Paraguay". La Sierra Grande de las Misiones era el "divortium aquarum" (línea de separación de las aguas) entre los afluentes del río Paraná y los afluentes del río Uruguay. Por eso otra Real Cédula, del 11 de Febrero de 1724, confirmaba que "los términos del Obispado del Paraguay son e incluyen las vertientes todas del ría Paraná, y los del Obispado de Buenos Aires las del río Uruguay". El Dictador Francia hizo ocupar esa zona en 1831. Y en 1849 Don Carlos Antonio López hizo lo propio (3).

EL DERECHO DE LA VICTORIA

Vino la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay (1864-70). Al finalizar la misma, los vencedores sometieron todo nuestro territorio a ocupación militar.
El General Emilio Mitre, Jefe del ejército argentino de ocupación, en oficio del 17 de Noviembre de 1869 dirigido al Gobierno Provisorio del Paraguay, expresaba: "El Chaco es exclusivamente argentino y en él nada tienen que hacer las autoridades paraguayas". Y agregaba: "Muy pronto mandaré por tanto a Villa Occidental una guarnición y un jefe a fin de que enarbolen allí la bandera y establezcan nuestra jurisdicción".
El Gobierno Provisorio protestó ante el Gobierno argentino, pues se pretendía negarle "el derecho de ejercer jurisdicción en una antigua población, frontera al Departamento de la Capital de la República, creada por los esfuerzos y capitales de la Nación paraguaya".
El Canciller argentino Mariano Varela había proclamado que "La victoria no da derecho a las naciones aliadas para declarar por sí, limites suyos, a los que el tratado señala", y agregaba que "su fijación será establecida en los tratados que se celebren después de exhibidos por las partes contratantes los títulos en que cada una apoya sus derechos".
Sin embargo, su intransigente sucesor, el Canciller Carlos Tejedor, opinaba que "El derecho de la victoria" debía resolver el asunto. La Argentina pretendía nuestro Chaco desde el río Bermejo hasta la Bahía Negra, y por un decreto de 1872 lo declaraba territorio suyo. Además, se nombraba al General Julio de Vedia Gobernador del Territorio del Chaco, con residencia en Villa Occidental y con una guarnición militar a sus órdenes.
El Gobierno paraguayo, en conocimiento de ese decreto, protestó enérgicamente el 18 de Febrero de 1872.
Bartolomé Mitre en su famosa arenga dijo que en 3 meses estaría en Asunción. Pero no estuvo ni en 5 años. Fue en 1873, tres años después de terminada la guerra, que vino al Paraguay para tratar de finiquitar la cuestión de límites. Impuso al Canciller José del Rosario Miranda, sin discusión de títulos, la renuncia por un protocolo al territorio que se extiende desde la Sierra Grande de las Misiones hasta el río Paraná (18.980 kilómetros cuadrados). Pero no pudo ir por el lado del Chaco hasta Bahía Negra, como estipulaba el Tratado secreto de la Triple Alianza.
Entre tanto, el Brasil, por el tratado Loizaga-Cotegipe (1872), sin discusión de títulos, se adueñó del territorio que se extiende desde los ríos Blanco e Igatimí hasta el río Apa y las cordilleras de Amambay y Mbaracayú (62.325 kilómetros cuadrados).
Y por el tratado Machaín-Irigoyen (1876) del que nos ocuparemos luego, la Argentina, sin discusión de títulos, se adueñó del Chaco Central, que se extiende desde el río Bermejo hasta el río Pilcomayo (75.100 kilómetros cuadrados).
Así se consumó, a raíz de la Guerra de 1864-70, la mutilación del Paraguay (4).

LOS OCUPANTES RESELLAN MONEDAS PARAGUAYAS

Como una curiosidad numismática, diremos que durante la ocupación argentina del Chaco fueron reselladas monedas paraguayas, las que tuvieron curso corriente. Carlos Alberto Pusineri nos cuenta que "estampaban el escudo argentino en altorrelieve, dándole mayor valor al valor escrito". Agrega que "es posible que este resello no haya sido estampado por las autoridades argentinas y, por lo mismo, tal vez no habría sido un resello legal, pero en cambio sí tuvo su valor comercial y las autoridades permitían su circulación porque la mayor parte de los accionistas de las empresas que proveían de víveres a los ejércitos (vivanderos) y a la población, estaba formada por las mismas autoridades. De lo contrario, creemos que no habrían permitido estampar el escudo argentino". Y afirma finalmente: "Este resello fue estampado en el Departamento Occidental en el período comprendido entre Abril de 1874, cuando pasó al Chaco la comandancia con todo el ejército de ocupación, hasta fines de 1878, fecha en la que se tuvo conocimiento del fallo del Presidente Hayes"

UN TRIÁNGULO QUE SE SOMETE A ARBITRAJE

Tras largas negociaciones, los argentinos rebajaron sus pretensiones extremas y propusieron como límite el río Verde. Pero en esa línea se mostraron irreductibles. Viajó a Buenos Aires como Plenipotenciario paraguayo el Dr. Facundo Machaín para negociar con el Canciller argentino Bernardo de Irigoyen un tratado de límites. Resolvieron dividir el Chaco en 3 secciones: la primera desde la Bahía Negra hasta el río Verde. La segunda desde el río Verde hasta el río Pilcomayo. Y la tercera desde el río Pilcomayo hasta el río Bermejo. La Argentina "renunciaba" a sus pretendidos derechos sobre la primera sección. Como contrapartida, el Paraguay "reconocía" como perteneciente a la Argentina la tercera sección. Y la segunda sección quedaba sometida a la decisión definitiva de un fallo arbitral. Convinieron seguidamente en elegir al Presidente de los Estados Unidos de América como árbitro para resolver sobre el dominio de ese triángulo, formado por los ríos Verde, Paraguay y Pilcomayo. Cursadas que fueron las correspondientes comunicaciones, el Presidente Rutherford B. Hayes, en nota del 28 de Marzo de 1877, expresó su aceptación.
La defensa de los derechos del Paraguay fue confiada al Dr. Benjamín Aceval y a Don José Falcón. Se trataba de dos ilustres paraguayos. Allí se dieron la mano el Derecho y la Historia, constituyendo un sólido haz. El birrete y los polvorientos infolios formaron un macizo equipo.
Benjamín Aceval, graduado de Doctor en Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad de Buenos Aires, regresó a su patria en 1873. Aquí fue el fundador y primer Director del Colegio Nacional, Diputado, Senador, Rector de la Universidad Nacional, Miembro de la Corte Suprema de Justicia, Canciller de la República y Ministro del Paraguay en Francia, España y Gran Bretaña.
Don José Falcón era un profundo conocedor de los secretos del Archivo Nacional. Además, fue Canciller de la República durante los gobiernos de Don Carlos Antonio López, del Mariscal Francisco Solano López y de la post-guerra. Cuando el Almirante brasileño Pedro Ferreira d'Oliveira, al frente de una escuadra de 20, buques de guerra, con 130 cañones y 5.061 hombres, pretendió remontar el río Paraguay, el Canciller José Falcón le paralizó en las Tres Bocas con la nota del 23 de. Febrero de 1855, que es todo un modelo en su género, pues no se puede pedir mayor energía dentro de mayor mesura.
El Dr. Benjamín Aceval llegó a Washington como Plenipotenciario del Paraguay el 14 de Diciembre de 1877, siendo oficialmente recibido el 7. La Memoria redactada por Aceval, acompañada de la compilación realizada por Falcón de los documentos y mapas justificativos de nuestros derechos al territorio sometido a arbitraje, fue presentada al árbitro el 27 de Marzo de 1878. Sabido es que la posesión continua ejercida por una nación excluye necesariamente el reclamo de cualquiera otra. Y la posesión del Paraguay era tres veces secular. Por otra parte, Aceval presentó al árbitro el cuerpo del delito, el Tratado secreto de la Triple Alianza, cuyas cláusulas inexorables mutilaban a la patria (6).
Aceval como dice Eduardo Amarilla Fretes, "a través de Una aplastante Memoria, donde resaltan nuestros títulos expuestos con argumentes indestructibles, comprobó de la manera más evidente los inconmensurables derechos que tiene nuestro país al territorio discutido" (7).
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Gobernador RUTHERFORD B. HAYES
Un vivo y animado afiche de la campaña electoral

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¿QUIEN FUE RUTHERFORD B. HAYES?

Tratemos de indagar primeramente su imagen espiritual y luego su imagen física.
Rutherford B. Hayes era abogado, militar y político. Como abogado, fue un decoro del foro. Con acreditado bufete en Cincinnati, se distinguió además como humanista y bibliófilo, que gustaba tratarse con científicos, escritores y artistas.
Como militar, peleó en la Guerra de Secesión, al lado de Abraham Lincoln y Ulises Grant, para obtener la libertad de los esclavos. Con el blasón de 4 heridas, llegó al grado de General de Brigada.,
Como político, fue primero Diputado y luego Gobernador de Ohio. El Partido Republicano le llevó a la Presidencia de la Nación el 6 de Marzo de 1877. Ejerció el poder con moderación, sin dejar de ser enérgico dentro de lo justo. Era de los que saben poner inteligencia y fe al servicio del deber.
"The Hayes Historical Society", entidad fundada para honrar su memoria, edita una interesante revista, en la que hemos ido espigando fotografías y dibujos que evocan el ambiente de aquella época. Convertidas en diapositivas, las iremos proyectando seguidamente. Aquí vemos a Hayes, estudiante de Derecho. En esta otra a Hayes, abogado a los 24 años. En este antiguo medallón aparece Lucy Keeler, la novia de Hayes. Y aquí la ceremonia del casamiento. En esta escena de la Guerra de Secesión, Hayes va a caballo vadeando un río en medio de la tupida selva. Y en esta otra, Lucy Keeler está cuidando a los heridos en un hospital. Vemos aquí la Convención del Partido Republicano, realizada en un salón de gigantescas proporciones. Y ahora un vivo y animado afiche de la campaña electoral. Aquí Hayes es proclamado en el Capitolio Presidente de los Estados Unidos de América. En esta escena los esposos Hayes abandonan su hogar para trasladarse a Washington. Vemos ahora el retrato del Presidente Hayes, óleo pintado por William Chase. Esta es una reunión familiar en la Casa Blanca un sábado de noche; mientras el Ministro del Interior toca el piano, el Ministro de Hacienda hojea un álbum. Y ésta una suntuosa recepción, reluciente de uniformes diplomáticos y condecoraciones, en un salón de la Casa Blanca. Aquí Hayes está escuchando con su amigo Thomas Alva Edison los primeros sones del nuevo invento, el fonógrafo. Rodeada, de frondosos árboles, tenemos ahora una vista de la residencia de Hayes en Ohio. Y aquí otra de su magnífica biblioteca, con miles de volúmenes. Finalmente, ésta es la portada de un libro sobre la vida y el carácter de Rutherford B. Hayes (8).
Tal el hombre en cuyas manos el Paraguay confiara el azar de su destino.

EL PARAGUAY TIENE LEGAL Y JUSTO TÍTULO

Grande era la expectativa de nuestro representante diplomático. Transcurrían los días, sin que se vislumbrase indicio alguno acerca del resultado final. Por lo demás, el Plenipotenciario de la Argentina, Dr. Manuel García, era el Decano del cuerpo diplomático en Washington. Esta tardanza tenía a Aceval en suspenso, pues era imposible arrancar el hermetismo de la Secretaría de Estado. Hacía 8 meses que no se sabía hacia dónde se inclinaría la balanza.
Sobre esto existe una anécdota pintoresca. El Dr. Aceval, al recibir en su pieza el sobre con el gran sello del Gobierno estadounidense, advirtió que le habían entregado equivocadamente el correspondiente a su colega y vecino el Ministro argentino Dr. Manuel García. Entonces, sin abrirlo, se dirigió sin pérdida de tiempo, de pijama y en pantuflas, a la pieza contigua para efectuar el canje de los sobres equivocados. Al- entrar, le encontró medio desvanecido en su diván; más impaciente sin duda, se había apresurado a abrir el oficio sin reparar en la dirección que llevaba. Pero se incorporó al verle entrar y se estrecharon las manos afectuosamente. No necesitó más el Dr. Aceval para adivinar el contenido del sobre (9).
El gobernante estadounidense, desde su despacho de la Casa Blanca, junto a la bandera de las estrellas y las franjas, firmaba el 12 de Noviembre de 1878 el laudo, fallo, decisión o sentencia arbitral. Después, de los considerandos, la parte dispositiva decía: "Por tanto, hago saber que yo, Rutherford B. Hayes, Presidente de los Estados Unidos de América, habiendo tomado en debida consideración las referidas exposiciones y documentos, vengo en decidir por la presente que la expresada República del Paraguay tiene legal y justo título a dicho territorio situado entre los ríos Pilcomayo y Verde, así como a la Villa Occidental comprendida dentro de él". Y agregaba: "En consecuencia, vengo en adjudicar por la presente a la expresada República del Paraguay el territorio situado sobre la orilla occidental del río de dicho nombre entre el río Verde y el brazo principal del Pilcomayo, inclusa la Villa Occidental'

EL RETORNO TRIUNFAL DE BENJAMÍN ACEVAL

Por entonces carecíamos aún de servicio telegráfico exterior. Después de la llegada de los barcos, los periódicos publicaban las noticias bajo el título de "Valija del vapor tal". En Asunción nada se supo, pues, de tan importante novedad sino sólo después de algún tiempo.
"La Reforma", en su editorial del 23 de Noviembre, titulado "El territorio del Chaco", pregonó el sensacional suceso. Además, hizo estallar cohetes y lanzó 4.000 boletines que fueron arrebatados por el público.
En Asunción se constituyó de inmediato una comisión encargada de organizar un gran homenaje al Dr. Benjamín Aceval. Cuando el vigía del Mangrullo (hoy Parque Carlos Antonio López) avizoró desde su atalaya el barco "Río Paraná", que empavesado conducía al viajero, salió a su encuentro un vapor con banda de música para darle la bienvenida y ejecutar a bordo el Himno Nacional. "La Reforma" lanzó un boletín extraordinario. Se erigieron tres arcos triunfales en Colón, en Palma y en 25 de Diciembre (hoy Chile). La población embanderó sus casas y se iluminaren los edificios públicos. Globos multicolores se elevaban hacia el cielo. Hubo salvas de artillería y un repique general de campanas. Y una nutrida muchedumbre acompañó al que retornaba hasta el Palacio de Gobierno (hoy Palacio Legislativo) y luego hasta su alojamiento, que quedaba en Palma entre Montevideo y Colón (donde años más tarde se instaló "El Diario" que dirigía Elíseo da Rosa). Se organizaron luego bailes de la alta sociedad y bailes populares. Dos días después el Presidente de la República Cándido Bareiro dio un gran banquete en su honor. Entre las personalidades presentes estaba el Ministro de la República Argentina, en noble gesto de buen perdedor. Al agradecer la demostración, el Dr. Aceval brindó por don José Falcón, rindiéndole justicia, pues a su meritoria labor se debía gran parte del triunfo.

LA VILLA DE LOS 5 NOMBRES

Bajo este poético título el Dr. Víctor Simón, destacado miembro de la Academia Paraguaya de la Historia, tenía un trabajo en preparación cuando prematuramente partió hacia lo ignoto.
En efecto, 5 fueron las denominaciones que sucesivamente tuvo ese lugar. Melodía, reducción fundada por el Padre Francisco Amancio González y Escobar, en homenaje al Gobernador del Paraguay Pedro Melo de Portugal. Durante 13 largos y duros años luchó allí el abnegado sacerdote para civilizar a los nativos con la prédica de los Evangelios. Amancio-Cue se siguió llamando después de desaparecido su fundador. Nueva Burdeos la denominó Don Carlos Antonio López al establecer allí a los inmigrantes bordeleses que venían para ampliar la colonia. Villa Occidental pasó a llamarse más tarde. Y así llegamos al momento en que la bautizarán por 5ª vez.
En cumplimiento del Laudo Arbitral, el 13 de Mayo de 1879 el Congreso Nacional aprobó una ley que establecía el régimen del territorio nacional del Chaco, que se denominaría "Departamento Occidental", y cambiaba el nombre de Villa Occidental por el de Villa Hayes. Y al día siguiente, el 14 de Mayo, el Gobierno del Paraguay tomó posesión de la Villa Occidental, labrándose la correspondiente acta, con asistencia de más de 800 personas. Una salva de 21 cañonazos saludó a la bandera celeste y blanca, que se arriaba, y a la bandera tricolor que se izaba.

SANGRE QUE CONSOLIDA Y RUMBO DE UN DESTINO

"El laudo Hayes como dice el anuario de la Academia Paraguaya de la Historia, pronunciado con objetividad y apego a la justicia, a la luz de los incuestionables títulos paraguayos, constituyó un fuerte estímulo para el espíritu nacional, tras tantos años de ocupación extranjera, de imposiciones arrogantes de tirios y troyanos, de mutilaciones territoriales, de vejámenes impunes, de devastación. Alguien, allá lejos., reconocía nuestros derechos y resolvía que debía dársenos lo que era nuestro. Con toda razón, el insigne Manuel Gondra, en frase digna del mármol, diría que "Hay algo más grande que la escuadra de los Estados Unidos, y es la justicia de los Estados Unidos" (10).
Rutherford B. Hayes fue uno de esos hombres superiores que hacen justicia al débil contra el fuerte. Su nombre, como los de Juan Bautista Alberdi, Martin Mac Mahon, Toribio Pacheco, Conrado Ríos Gallardo, Luis Alberto de Herrera, Huey P. Long y Enrique de Gandía, vivirá eternamente en el corazón de los paraguayos.
Después del laudo Hayes, el Chaco fue ayer el escenario de una trágica epopeya y es hoy el escenario de un augural progreso. Ayer, con el esfuerzo heroico de su pueblo y la hábil conducción del Mariscal José Félix Estigarribia, el Paraguay consolidó con sangre el laudo Hayes. Hoy, con el puente que cruza el río, la carretera Trans-Chaco, poblaciones, estancias, fábricas y colonias agrícolas, bajo el vigoroso impulso renacentista del General Alfredo Stroessner, el Paraguay está consolidando una vez más el laudo Hayes y encontrando el rumbo de su destino.
Por eso, señoras y señores, cuando esta medianoche el reloj rompa el silencio con sus 12 campanadas, meditemos en estas proféticas palabras del Dr. Benjamín Aceval, pronunciadas hace 100 años: "Los pueblos que saben morir por su independencia no desaparecen, y el pueblo paraguayo tiene la decidida voluntad de vivir; por lo que abrigo la profunda convicción que, a pesar de sus actuales desgracias y dificultades, nuevas generaciones vendrán a inocular sabia fecundante en sus agotadas venas, y que lucirán para él días más felices, en que podrá cumplir dignamente la misión reservada a las jóvenes nacionalidades que han surgido del seno de esta virgen América"

(1) H. SANCHEZ QUELL - Estructura y función del Paraguay Colonial.
(2) H. SANCHEZ QUELL - La diplomacia paraguaya de Mayo a Cerro Corá.
(3) H. SANCHEZ QUELL - Autoantologia.
(4) OSCAR PEREZ URIBE Y EUSEBIO A. LUGO - Colección de tratados históricos y vigentes.
(5) CARLOS ALBERTO PUSINERI - La moneda en 1870.
(6) BENJAMIN ACEVAL - Chaco Paraguayo. Memoria presentada al árbitro, documentos anexos y tallo arbitral.
(7) EDUARDO AMARILLA FRETES - El cincuentenario del fallo Hayes.
(8) HAYES HISTORICAL JOURNAL, Vols. 1 y 2.
(9) EL ORDEN, Asunción, 10 de Noviembre de 1928.
(10) HISTORIA PARAGUAYA, Vol. 16.

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miércoles, 18 de agosto de 2010

ALFREDO BOCCIA ROMAÑACH - PARAGUAY Y BRASIL, CRÓNICAS DE SUS CONFLICTOS / Edición digital: BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY (BVP).


PARAGUAY Y BRASIL
CRÓNICAS DE SUS CONFLICTOS
Autor: ALFREDO BOCCIA ROMAÑACH
(Enlace a datos biográficos y obras
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Editorial El Lector,
Diseño de Tapa: Ca'avo-Goiriz
Compaginación y Armado de Página:
Fátima Benítez
ISBN: 99925-51-92-5
Asunción – Paraguay
Año 2000.
Edición digital:
BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY (BVP).
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INDICE DE CONTENIDOS e HIPERVÍNCULOS
(ENLACES A LA EDICIÓN DIGITAL DEL LIBRO EN:
BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY (BVP) )
Presentación : Agradecimientos / Prólogo / Introducción

Capítulo 1. Portugal y España descubren el mundo
Imagen 1. Gran Provincia del Paraguay. Parte de "L. Amerique Meridionale" de Hiaillot del Siglo XVII. B.N. de Santiago de Chile.
Imagen 2. Cuadro que representa a Colón en el Monasterio de Rábida.
Imagen 3. Firma del Almirante Cristóbal Colón.
Imagen 4. Rutas árabes del océano Indico.
Imagen 5. Rutas del avance oriental en busca del mercado mediterráneo.
Imagen 6. Astrolabio de bronce de 1579.
Imagen 7. Astrolabio de 1582.
Imagen 8. Sevilla a finales del siglo XVI.
Imagen 9. Documento del Tratado de Tordecillas.
Imagen 10. Tratado de Permuta de 1751.
Imagen 11. Ruinas del Fuerte Olimpo.
Imagen 12. Vista aérea actual del Fuerte Coimbra.
Imagen 13. Territorios perdidos por el Paraguay independiente.
Imagen 14. El río Apa, límite pretendido por el Brasil.
1. Portugal. Lisboa. Playa de Restelo
Imagen 15. Retrato de Marco Polo.
Imagen 16. Retrato de el príncipe portugués Enrique "El Navegante"
2. La Casa de Avis
3. El frenesí de las exploraciones
Imagen 17. Fuerte portugués de Sâo Jorge da Mina en África Occidental.
4. Una potencia marítima
5. España. El viaje de Colón
6. El misterioso Christophoro Colombo
7. Américo Vespucio y Juan de la Cosa
Imagen 18. Emblema del Nuevo Mundo.
8. La demanda de productos exóticos

Capítulo 2. Las Conquistas
1. Reacción de Portugal y la Bula Intercaetera
2. La Casa real española
Imagen 19. Retratos de Carlos I y Felipe II de la Casa de Austria.
Imagen 20. Placa de homenaje a Isabel la Católica.
3. El catolicismo. Base de la unidad de España
4. Los avances de la arquitectura naval
5. América y el Tratado de Tordecillas
Imagen 21. Líneas de los Tratados de Alcaçovas, Bula Inter Caetera y Tordecillas.
Imagen 22. Línea del Tratado de Tordecillas.
6. El insaciable deseo de conquistas
Imagen 23. Mapa del geógrafo Martín Waldessemuller donde aparece por primera vez la denominación de "América".
7. Un pasaje al mar de Balboa
8. El viaje alrededor del mundo
9. El camino del oro
10. Los viajeros al nuevo mundo y la fundación de Asunción
Imagen 24. Carabela del adelantado Diego de Sanabria.

Capítulo 3. La colonización
1. La colonización portuguesa
2. La expedición de Martín Afonso de Souza
3. La filosofía de las colonizaciones
4. La colonización española
Imagen 25. Recopilación de las Leyes de Indias.
5. Asentamientos españoles
Imagen 26. Retrato del capitán Ruiz Díaz de Melgarejo, fundador de Villa Rica del Espíritu Santo.
6. El tributo indígena
Imagen 27. Óleo de la Casa de la Contratación de Sevilla.
7. La Casa de la Contratación. Virreyes y autoridades coloniales
8. El régimen de las Encomiendas
9. Un reino de Dios sobre la tierra. "Ad maiorem Dei gloriam"

Capítulo 4. Los derechos jurídicos y los adquiridos
1. Las incursiones bandeirantes
Imagen 28. Provincia del Guairá.
2. El asedio a las reducciones
Imagen 29. Rumbos de la expansión bandeirante.
3. Territorio de Jerez (Jerez Ñu) o el Itatin
Imagen 30. Fragmento del mapa elaborado por Ruy Díaz de Guzmán.
4. La corrida del oro del Mato Grosso
5. Política de las bandeiras
6. La Asunción colonial
7. En Tratado de 1750 o de Permuta
Imagen 31. Portada del Reglamento para el comercio de España a Indias.
Imagen 32. Portada de la novela "Historia de Nicolás I. Rey de los Mamelucos".
8. El Tratado de 1777 y el demarcador don Félix de Azara

Capítulo 5. Paraguay y el continuo asedio
Imagen 33. Retrato de Don Félix de Azara.
1. Félix de Azara, etnólogo, zoólogo y geógrafo
2. Los términos de San Ildefonso y los ríos de la discordia
3. El alto Paraguay y el Igatimi
4. La colonización del Norte
Imagen 34. Croquis del sistema hidrográfico del Alto Paraguay.
5. Fuertes y fortines
6. La independencia y los primeros gobiernos republicanos
7. La dictadura del doctor Francia
8. El presidente Carlos Antonio López
Imagen 35. Retrato de Carlos A. López.
9. Misiones no tan amistosas

Capítulo 6. El pillaje final
1. La diplomacia de los cañones
2. La Escuadra de Ferreira de Oliveira
3. Estériles conversaciones. La arrolladora política brasileña
4. Nubes negras de tormenta
Imagen 36. Retratos del Mariscal Francisco S. López, publicados por la prensa europea.
5. De padre a hijo
6. La vorágine del Plata
Imagen 37. Retrato de Pedro de Alcántara, Pedro II, emperador del Brasil.
7. El Tratado Secreto de la Triple Alianza
8. Holocausto y reorganización
Imagen 38. Militares brasileños en la construcción de un monumento conmemorativo en la línea de los hitos demarcatorios de los límites establecidos por el tratado de 1872.
9. Los últimos acontecimientos

Apéndice documental
Documento 1. Cuenca hidrográfica de los ríos Paraguay y Paraná.
Documento 2. Comunicación del gobernador don Lázaro de Rivera al comandante de la Villa Real de Concepción.
Documento 3. Comunicación del comandante del Fuerte Borbón (Olimpo) al coronel José de Espínola en la Villa Real. 5 de Marzo de 1803.
Documento 4. Comunicación del fuerte Borbón a Villa Real. 26 de agosto de 1804.
Documento 5. Instrucciones del gobernador don Lázaro de Ribera al comandante de Villa Real de Concepción el 29 de octubre de 1804.
Documento 6. Disposiciones del presidente Carlos Antonio López suscritas el 28 de octubre de 1847.
Documento 7. Comunicación del general Francisco S. López al presidente de la República de fecha 6 de enero de 1846.
Documento 8. Texto del tratado Loizaga - Cotegipe de 1872

Bibliografía.
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"La primera capitulación concedida a don Pedro de Mendoza, el 21 de mayo de 1534, llevaba implícita la fundamental finalidad de defender el dominio español hasta la Línea de Tordesillas, contra las pretensiones de Portugal de introducirse en las minas del Perú.
Para cumplir ese propósito, se creó un nuevo dominio territorial de desmesurados linderos sin sujeción a ningún criterio geográfico, amontonándose bajo el mismo mando, el llano y la selva, la montaña y el desierto, la costa del mar y el corazón del continente, el frío y el calor, la pradera fértil y la estepa árida, minas sin vegetación y vegetación sin metales, ríos navegables y torrentes indomables, la más variada gama de factores naturales, adversos o favorables a la habitación humana, propicios o enemigos de todo intento de vida superior y civilizada.
Nada menos favorable para cualquier proceso de creación y unificación nacional que esta monstruosa y dislocada geografía".
Efraim Cardozo ("El Paraguay colonial")


Deseo expresar mi gratitud a las siguientes personas:
Doctor Roberto Quevedo, presidente de la Academia Paraguaya de la Historia y prologuista de esta obra. Su erudita orientación y ponderado juicio me han ayudado a interpretar hechos de nuestro pasado colonial.
Un reconocimiento especial a los doctores Julio Rafael Contreras, Milda Rivarola y Margarita Prieto Yegros, por su valiosa colaboración. Sus apreciaciones han sido muy útiles y beneficiosas.
El arquitecto Eligio Torres Ligier y el artista plástico Luis Cogliolo han logrado plasmar cabalmente en sus diseños para la tapa, mi intención de reunir en un gráfico a los componentes del asedio al indígena.
No podía dejar de mencionar la colaboración técnica de mis amigos Miguel Angel González Ardissone, César Bordón y el doctor Carlos Heilborn para desentrañar mis complejos problemas con la informática.
El talento de la señora María del Carmen Cabrera de Rubiani en la preparación de las ilustraciones ha sido de resaltante valor.
Al doctor Helio Vera, reconocida figura de nuestro medio intelectual, y al profesor Julio Rafael Contreras, eminente científico residente en la ciudad de Pilar, mis agradecimientos muy sinceros por haber accedido a la presentación de este libro.
A mis hijos Alfredo Boccia Paz y Rocío Galiano, en quienes me apoyo constantemente en busca del cariñoso estímulo.
A Martha, por sus correcciones de redacción, su paciencia y su amor.
Homenaje a mi primer maestro de juventud en los lejanos años de 1947, el eminente político e historiador doctor Carlos Pastore.
Un recuerdo a don Gerardo Boccia, mi abuelo romántico y emprendedor, quien dejara la Italia de sus mayores para hallar en el Paraguay el amor y quizá la felicidad.


PRÓLOGO : La mayoría de nuestros autores y lectores en general están conscientes de la vigencia y realidad de las actuales relaciones paraguayo-brasileñas. Para mejorar y acrecentar el conocimiento de dichas vinculaciones y hacer que las mismas se tornen más positivas, es necesario tener en cuenta el aspecto pretérito de las mismas desde los siglos XVI al XX.
El libro del doctor Alfredo Boccia viene a llenar suficientemente este desconocimiento histórico, tan común en nuestro medio. Antes del año de haber publicado su primer libro de historia en el que nos contó la vida en el Paraguay del naturalista francés Amado Bompland, ya nos presenta esta nueva obra titulada "Paraguay y Brasil. Crónica de sus conflictos". Ello no significa que su trabajo haya sido realizado en forma apresurada. Creemos lo contrario, es una obra estudiada y pensada pacientemente, que desde años estuvo elucubrándose en la mente de nuestro autor.
Este nos cuenta en forma ágil y amena los antecedentes históricos de Portugal y España y sus empresas marítimas que las convirtieron en potencias europeas desde el siglo XV. En el caso de Portugal, el tesón y la fuerza de la casa de Avis, que estimula y jerarquiza a sus hombres. Castilla, con el fin de la casa de Trastámara y la nueva dinastía de los Austrias españoles, se ve obligada a internacionalizarse en el mundo europeo y a administrar la rica e inmensa herencia del Nuevo Mundo, que irá conquistando, tal como Portugal lo hace con el Brasil.
Así Alfredo Boccia describe la conquista. Desde el inicio del descubrimiento del Río de la Plata comienza la rivalidad entre las dos coronas, de acuerdo a los derechos impuestos por el Papa romano hacia finales del siglo XV.
Muy buena su descripción del surgimiento del Paraguay en su camino hacia la tan deseada Sierra del Plata. Pasa revista a los tratados de límites en la segunda mitad del siglo XVIII, y las fricciones de los gobiernos de la "República del Paraguay" con el Imperio de los Braganza, llegando a la vorágine de la guerra y la felonía del Tratado de la Triple Alianza. Finaliza memorando la disputa sobre la firma del Tratado de Itaipú y la construcción de la represa hidroeléctrica mayor del mundo.
El Doctor Boccia nació en Bella Vista, Departamento del Amambay frontera norte con el Brasil el 19 de julio de 1927. Cursó sus estudios secundarios en los Colegios San José y Goethe de Asunción, y se doctoró en Odontología en la Universidad de Montevideo, Uruguay. Paralelamente al ejercicio profesional, en los últimos veinticinco años se dedicó a difundir la historia nacional y sudamericana.
Algunos de sus trabajos: "Historia de la Guerra del Setenta en la frontera norte" (audiovisual); "Historia gráfica de Bella Vista desde su fundación" (audiovisual); "Formación de la Identidad paraguaya"; "Conquista y fundación de Asunción" y su reciente libro mencionado, "Amado Bompland. Caraí Arandú".
La presente obra está apoyada en una extensa bibliografía de acuerdo al apéndice. Destacamos el conocimiento del autor de la bibliografía brasileña, tan escasa y desconocida en la mayoría de nuestros escritores. Repetimos que toda la historia está escrita en forma amena y sencilla, que la hace útil tanto para lectores comunes como de especialistas.
Hallamos en la primera parte cierta influencia del brasileño Eduardo Bueno, buen "jornalista" como excelente escritor, quien también se apoya en una bibliografía lusitana de primer orden.
Roberto Quevedo, Asunción, julio de 2000


INTRODUCCIÓN : Relegados a los conocimientos de los libros de historia de la juventud, perdura aún en nuestra memoria, el recuerdo de aquellas lecciones que hablaban de la Gran Provincia del Paraguay. Extasiados y llenos de orgullo, oíamos hablar de la vastedad y riquezas de tan preciada posesión que abarcaba más de la mitad de la América del Sur.
¿Podemos hoy los paraguayos, munidos de conocimientos históricos fragmentados y a veces tendenciosos, explicarnos cómo fue posible que nuestra nación, con el mismo nombre de la gran provincia de otrora, se haya convertido en un pequeño país enclavado en el corazón del continente, alejado del mar y sometido a los caprichos de poderosos vecinos?
El propósito de esta obra no es otro que el de intentar, sin grandes pretensiones, liberarnos de informaciones convencionales y conocer la sucesión de hechos y circunstancias que condujeron al incontenible encogimiento de nuestra geografía y a la sangrienta y heroica historia de nuestra patria. Es necesario acompañar, paso a paso, el deterioro y la decadencia de la potestad colonial española y consiguientemente, interpretar los complejos mecanismos geopolíticos que arrastraron a los países del Plata a la desvastadora Guerra de la Triple Alianza.
Nos anima la esperanza que esta investigación sea de utilidad para reflexionar sobre los errores que permitieron perpetuar los crónicos problemas de límites del Paraguay. La inacción y la falta de celo en el cuidado de nuestras fronteras han sido causantes que en ambas guerras internacionales los adversarios del Paraguay hayan enarbolado la doctrina del "Uti Possidetis". Reclamamos el territorio de Jerez cuando hacía un siglo estaba siendo ocupado por los portugueses y bregamos por nuestras fronteras chaqueñas, allende el Parapití, después de haber permitido asentamientos bolivianos por más de cincuenta años. Enfrentamos con añejos documentos jurídicos los derechos adquiridos por la posesión de facto de nuestros territorios.
La historia de nuestra patria es rica en enseñanzas.
Es hora que tan amargas experiencias nos muestren el camino del futuro.
Alfredo Boccia Romañach
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domingo, 15 de agosto de 2010

ADRIÁN CATTIVELLI - CONSTITUYENTE DE 1870, FE EN LA LIBERTAD / Fuente: REVISTA DOMINICAL DEL DIARIO ABC COLOR (Domingo, 15 de Agosto de 2010)

CONSTITUYENTE DE 1870
FE EN LA LIBERTAD
Artículo de ADRIÁN CATTIVELLI,
REVISTA DOMINICAL DEL DIARIO ABC COLOR
Domingo, 15 de Agosto de 2010

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Hoy se cumplen 140 años de la instalación de la Asamblea Constituyente que elaboró la primera Constitución sustentada en los principios de la ideología liberal. La Carta Magna, solemnemente jurada tres meses más tarde, signó la vida política del país a lo largo de siete décadas. Un periodo marcado por la inestabilidad, pero también por el florecimiento de los valores democráticos, que luego Estigarribia, Morínigo y Stroessner se dedicarían a erradicar.
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FOTOGRAFÍA ANTIGUA DEL CABILDO
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Un año antes de la instalación de la Asamblea, el 15 de agosto de 1869, asumió el Gobierno Provisorio de la República del Paraguay, a manos de un Triunvirato integrado por Cirilo Antonio Rivarola, Carlos Loizaga y José Díaz de Bedoya. Las fuerzas militares brasileñas habían ocupado Asunción el 1 de enero de ese mismo año. Ambos hechos se registraron cuando Francisco Solano López aún se encontraba con vida.
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Tras su conformación, el nuevo gobierno —constituido previa autorización de los aliados— se abocó inmediatamente a la normalización institucional del país, para lo cual era necesario redactar una Constitución. Con este motivo, se convocó para el 3 de julio de 1870 la que “debía ser la primera elección libre en la historia paraguaya”, según refiere el historiador norteamericano Harris Gaylord Warren, en su libro Paraguay y la Triple Alianza. La década de posguerra 1869-1978.
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Más de 50 convencionales de Asunción y de cada departamento de los nueve distritos del Paraguay se reúnen formalmente en el Cabildo el 15 de agosto. Figuras célebres que dominarían la escena política del país durante las siguientes décadas se encuentran entre los constituyentes: Facundo Machaín, José Segundo Decoud, Salvador Jovellanos, Juan Silvano Godoy, Cayo Miltos son algunas de los personajes más renombrados.
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MONUMENTO "LA CONSTITICIÓN",
EN ASUNCIÓN.
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GOLPE Y CONTRAGOLPE
La Convención se realiza en medio de sórdidas disputas políticas entre el sector afín a Cándido Bareiro, los bareiristas, y aquel liderado por Juan Segundo Decoud. La conformación de la mesa directiva de la asamblea fue de por sí polémica, y los hechos registrados durante los trabajos de la misma dan cuenta de la precariedad política que atravesaba el país en aquella época.
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En efecto, a fines de agosto se produce un controvertido movimiento que hoy podría ser catalogado como golpe de Estado, seguido inmediatamente de un contragolpe que vuelve a ubicar a Cirilo A. Rivarola en la cúspide del poder.
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En una maniobra política ideada por Juan Silvano Godoy, la Asamblea declara el 31 de agosto que asume la plenitud de los poderes públicos, cesa en el cargo al triunviro Rivarola y nombra Presidente Provisorio al diputado Facundo Machaín. Enterado del suceso, Cándido Bareiro desaprueba la decisión, pues desconfía del liberalismo radical del recién electo mandatario, y solicita un encuentro con el depuesto mandatario para convencerlo de reasumir sus funciones.
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Con la anuencia de los aliados, fundamentalmente del Brasil, y “asegurados todos los resortes y puntos de posible resistencia, se constituyó esa misma noche Rivarola en Presidente Provisorio de la República, y produjo los decretos y medidas del caso, designando Secretario General del Gobierno a Bareiro”, relata Gomes Freire Esteves en su libro Historia Contemporánea del Paraguay. Con una nueva correlación de fuerzas en la Asamblea, la Constituyente ratifica la designación de Rivarola y depone a su vez a Machaín, el mandatario que menos tiempo se mantuvo en el poder en la historia del país.
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Tras este incidente, los trabajos de la Asamblea continúan su ritmo. Las comisiones de Negocios Constitucionales, Hacienda, Milicia y Peticiones culminan la redacción del texto a principios de octubre de 1870. Varios autores coinciden en que el mismo coincidía casi a la letra con un proyecto que había publicado Juan José Decoud en su diario La Regeneración, y que se trataba de un documento que seguía gran parte de las disposiciones establecidas en la Constitución argentina de 1853.
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PERIODO CONSTITUCIONAL
En su sesión del 24 de noviembre, el cónclave procede a elegir a Cirilo Rivarola como Presidente de la República, por 34 votos, y a Cayo Miltos, Vicepresidente, con 33 votos. Ambos juran sus cargos al día siguiente. Tras la celebración de un tedeum, se efectúa la jura de la Constitución en el recinto de la Convención.
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El doctor Teodosio González, en su libro Infortunios del Paraguay, resume los principios consagrados en la nueva Constitución. El más importante de todos es “que en el Paraguay gobierna la ley y no los hombres (en clara alusión a los sucesivos gobiernos autócratas del Doctor Francia y los López). Que el pueblo gobierna por medio de sus representantes y funcionarios elegidos legalmente. Que todos los ciudadanos son iguales ante la ley.
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Que los ciudadanos tienen derecho a emitir sus ideas por la prensa, sin coacción alguna”.
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Destaca igualmente los artículos 15, 29 y 30, que disponen “que toda ley o decreto, que viola la Constitución, es de insanable nulidad, es decir, como si no existiera; y que todo atentado contra la Constitución obliga al ciudadano a armarse en defensa de ella, hasta reponer su imperio”. Teodosio González ironiza finalmente: “Bello programa en verdad que, de haber sido cumplido, hubiera hecho del Paraguay una nación próspera y feliz”.
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Lo que vino después, y el juicio de los historiadores en general, es bastante crítico sobre los resultados que se derivaron de la Constitución. “Que un país ocupado militarmente, sin una fuente segura de ingresos, ni un sistema de partidos políticos ni una actividad económica regularizada adoptara una forma de gobierno tan complicada, demostraba una fe casi pueril”, apunta Gaylord Warren.
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No obstante, más allá del debate en torno a la efectiva vigencia de las disposiciones constitucionales de la Carta Magna de 1870, es preciso remarcar que el Paraguay inició con ella un proceso nunca antes registrado en lo que respecta al debate sobre la necesidad de superar los gobiernos autoritarios y respetar garantías básicas para el desarrollo de la vida de las personas.
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Inmediatamente después de la vigencia de la nueva Constitución, los sucesivos gobiernos comienzan las arduas negociaciones de límites con Brasil (Tratado Loizaga-Cotegipe, 1872) y Argentina (Tratado Machaín-Irigoyen, 1876). A mediados de 1876 se produce la anhelada partida de las tropas invasoras del Brasil.
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Según Gaylor Warren, el presidente Juan Bautista Gill despidió a los ocupantes con “un pasaje lleno de sarcasmo: “...ahora que presenciamos el embarque de las fuerzas extranjeras (…) cumplamos con el deber de dar un cordial adiós a esos disciplinados militares que han sido durante seis años nuestros huéspedes, deseándoles con toda sinceridad un viaje próspero y feliz; y roguémosles que conserven de su permanencia entre nosotros, un recuerdo tan grato como el que nos dejan”.
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Lamentablemente, luego de casi 70 años, la tentación totalitaria retornó al país de la mano de José Félix Estigarribia, paradójicamente aupado al poder por el Partido Liberal. Este suscribió en febrero de 1940 un decreto presidencial por el que asumió la plenitud de los poderes del Estado, y el 10 de julio firmó el decreto número 2242, por el cual promulga una nueva Constitución Nacional que fortalece la figura del Poder Ejecutivo.
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Estigarribia, sin embargo, no pudo beneficiarse del nuevo modelo de Estado que había concebido, ya que falleció en un accidente aéreo en septiembre del mismo año. Quienes sí se sirvieron de su texto constitucional fueron Higinio Morínigo y Alfredo Stroessner. El largo eclipse de las libertades, que habían sido instauradas en la Constitución de 1870, se extendió hasta el 3 de febrero de 1989, con la caída del régimen. El resurgimiento democrático pudo concretarse recién con la Constitución de 1992, que retomó la mayoría de los principios liberales consagrados más de 120 años antes.
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DISCURSO DE INAUGURACIÓN
EL TRIUNVIRO CARLOS LOIZAGA PRONUNCIA LAS PALABRAS INAUGURALES DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE.
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“Señores de la Convención:
No ha mucho que en este mismo recinto, a la sombra de este mismo techo, se reunían bajo la presión del terror, grupos numerosos de hombres que sólo tenían por misión, unas veces, la de ensanchar, si aún era posible, la órbita ilimitada del poder de aquellos por cuyo mandato se hallaban reunidos, y otras, la de sancionar los crímenes cometidos a la sombra de ese monstruoso poder.
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Es así como han transcurrido para el desagraciado pueblo paraguayo once lustros en los que sus autócratas acumularon sobre él elementos de combustión, apagando a la vez las luces de la inteligencia y habituándolo a pasiva y sumisa obediencia, para entregarlo así sumiso al sacrificio en aras de las criminales pasiones de sus tiranos:
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Es así, señores, cómo el último de ellos ha podido, sin la más leve oposición, ni protesta, poner con mano patricida, fuego a la nave de la Nación, haciéndola arder por cinco años en las llamas azufradas de la guerra, hasta traerla a su horrendo naufragio:
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El Gobierno Provisorio, madero flotante en medio de estas aguas, recibió sobre sí a los náufragos que pudo conducir a las playas de ese piélago profundo de sangre y lágrimas, y ha seguido recibiendo en torno suyo, tan bien como ha podido, los restos extenuados y dispersos de lo que fue el pueblo paraguayo, teniendo el dolor de anunciaros que Francisco Solano López, desde su solitaria tumba de Cerro Corá, sigue aún haciendo víctimas, porque al Gobierno no le ha sido posible contener del todo los efectos de su nefando crimen; pero cuenta que con el auxilio de los padres de la Patria, se pondrá un término a tan calamitosa situación.
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El período que ha corrido el Gobierno Provisorio ha sido todo de angustias y desolación; mas como sea inherente en las vicisitudes humanas traer alternando los bienes y los males en la vida, hoy siente la íntima satisfacción de ver por la primera vez en el pueblo paraguayo la instalación de un Congreso libre.
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Por tanto, son los votos del Gobierno, que el Dios de las naciones ilumine la mente de los Sres. Convencionales, para que den a la Nación Paraguaya, instituciones que, levantándola de la postración en que hoy se halla, la eleven a la altura del progreso a que está llamada por la naturaleza. Y para que esto tenga lugar, el Poder Ejecutivo, por mi órgano, declara hallarse instalada Convención Nacional y abierto el curso de sus trabajos” (*).
(*) Transcripto en Historia contemporánea del Paraguay. Gomes Freire Esteves. Editorial El Lector. Asunción. 1996. Págs. 78-79.
12 de Agosto de 2010.

viernes, 13 de agosto de 2010

LUIS VERÓN - LA CAMPAÑA DE SAAVEDRA / Fuente: LA GUERRA DEL CHACO (1932-1935)


LA CAMPAÑA DE SAAVEDRA
Autor:
LUIS VERÓN
(ENLACE A DATOS BIOGRÁFICOS Y OBRAS
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LA CAMPAÑA DE SAAVEDRA
La batalla del fortín Saavedra se convirtió en el segundo hito en la historia militar de la Guerra del Chaco cuyos resultados repercutieron desfavorablemente sobre la conducción paraguaya, pues esta se vio obligada a soportar la avalancha enemiga durante casi un año. Solo la creación de nuevas unidades permitirá al ejército paraguayo retomar la iniciativa, que ya no parara hasta la terminación del conflicto bélico.
Retirados los bolivianos de Alihuatá, el 26 de octubre los paraguayos ocuparon este punto sin luchar, rebautizándolo Mayor Ruperto Zenteno. Encontraron unas edificaciones destruidas por el fuego. La ocupación de este punto permitió a las fuerzas paraguayas establecer contacto con el destacamento Irrazabal, del fortín Nanawa, donde estaba conformándose la V División de Infantería.

Una apreciación errónea de Estigarribia ayudó a las tropas bolivianas, que se vieron libradas de una implacable persecución paraguaya. Efectivamente, el comando paraguayo calculaba que en la zona del fortín Fernández había más de 1.000 hombres que podrían poner en riesgo a sus tropas, por lo que desvió a la I DI y la IV DI sobre dicho fortín y Platanillos y ordeno a la II DI quedarse en Arce, en posición defensiva. Pero, en realidad, los bolivianos no contaban con poco más de 200 combatientes distribuidos en cinco puntos aislados. Para tomar Fernández y Platanillos el coronel Estigarribia ordeno la formación de un destacamento a cargo del mayor Tranquilino Ortiz Cabral, comandante del RC2 "Coronel Toledo", que sin luchar capturó el fortín el 30 de octubre, rebautizándolo como Dr. Luis Alberto de Herrera, repúblico uruguayo amigo del Paraguay.

Días más tarde, el Teniente coronel Carlos J. Fernández, al mando de la I División de Infantería, luego de algunas horas de combate, ocupó el fortín Platanillos, rebautizándolo Teniente Acosta. Este fortín era, al igual que Arce, uno de los principales centros de enlace del sistema de fortines bolivianos, porque estaba unido a Camacho, al norte; Arce, al este; Muñoz, al sur, y Ballivian, al oeste. Los bolivianos se habían retirado hasta Campo Jurado (actualmente llamado Joel Estigarribia), pasando por La China y Cabezón.

La perdida de Platanillos ponía en serio riesgo la suerte de otros fortines de los alrededores, como Jayucubas, Bolívar y Loa, que fueron evacuados y ocupados por el ejército paraguayo, y rebautizados como Capitán Serebriakov, Teniente Jara Troche y Teniente Carlos Aristigueta, respectivamente. Mientras tanto, en el ejército boliviano se dieron algunos cambios de comandos.
Al tener noticias que fuerzas paraguayas operaban sobre el camino a Saavedra, los bolivianos se establecieron al borde del extenso pajonal, esperando la llegada de las tropas paraguayas, ubicado a siete kilómetros del fortín Saavedra, en dirección a Alihuatá, donde se extendía un largo pajonal en cuyo borde boscoso del sur los bolivianos cavaron trincheras y se parapetaron con unos 400 hombres que quedaban de la IV División boliviana (más de 2.000 habían desertado), a los que fueron sumándose los conscriptos reclutados y movilizados recientemente por el ejército boliviano, totalizando unos 1.500 hombres, apoyados por la batería "Rivera", de dos cañones Schneider de 75 mm.

Los paraguayos, por su parte, comenzaron a avanzar sobre Saavedra con algunas escaramuzas contra avanzadas bolivianas. El RI3 "Corrales", avanzó por el camino Alihuatá (Zenteno)-Saavedra, enviando patrullas de reconocimiento del terreno, instalándose en el borde boscoso, al norte del cañadón.

El primer contacto serio con los bolivianos se realiza el 7 de noviembre. Al clarear de ese día, el R12 continúo su aproximación infiltrando pequeñas fracciones a causa de que el terreno en esa parte era completamente limpio, aparte de que el fuego boliviano era bastante eficaz. En todo el día apenas pudo ganar unos 50 metros de terreno en el ala sur. El RC3 en cambio fue prácticamente inmovilizado por el fuego de la defensa boliviana que se reveló en toda su potencia empleando numerosas armas automáticas.

Por su parte el R14, que actuaba en el centro del dispositivo de ataque, logro avanzar significativamente, posibilitando al R12 progresar hasta unos 1.500 metros, sin encontrar resistencia. Los días siguientes, el R13 "Corrales" -con 900 hombres- ataco el centro luego las alas derecha e izquierda del dispositivo de defensa boliviano.

Si esta unidad hubiese sido apoyada por la II DI era segura su victoria sobre los 800 hombres que el Teniente Coronel boliviano Bilbao Rioja tenía bajo su mando. Un segundo ataque, a cargo de tres divisiones en el punto decisivo tuvo el inconveniente de que las fuerzas de ataque no fueron suficientes. La utilización de la división de reserva hubiera sido efectiva y determinante. La certera intervención de la batería "Rivera" frustro un asalto a la bayoneta que se preparaba sigilosamente, pero los paraguayos lograron acercarse peligrosamente a las posiciones bolivianas. Mientras tanto, salía de Zenteno el resto de la II DI paraguaya con el RI "2 de Mayo" a la cabeza, para reforzar al R13 "Corrales".

Por su parte, el Teniente coronel Bilbao Rioja dispuso que el regimiento boliviano Murguia encabezase una maniobra de envolvimiento del ala derecha paraguaya, saliendo a su retaguardia en el camino Saavedra-Zenteno. En esta operación también se involucro a varios regimientos, mientras que algunas unidades hacían el amarramiento atacando frontalmente desde sus trincheras, apoyados por los grupos de artillería y la participación de la aviación boliviana. El contraataque boliviano causo momentos de confusión entre los combatientes paraguayos, obligando a un batallón a replegarse desordenadamente. Pronto vino la reacción paraguaya y los bolivianos, del regimiento Murguia, tuvieron que replegarse hasta una zona boscosa. Otros regimientos bolivianos realizaron furibundos ataques, pero, debido a la denodada resistencia paraguaya a pesar de las infiltraciones enemigas en sus posiciones y de los fuegos de metralla de la aviación boliviana, al caer la tarde, ante la carencia de reservas nuevas, se replegaron sobre sus posiciones iníciales.

El hecho de haber paralizado la ofensiva paraguaya fue de suma importancia para el ejército boliviano, pues significaba un aliciente para la recuperación de la moral de sus tropas.

Algunos días después, los bolivianos recibieron un fuerte refuerzo y el 16 de noviembre las fuerzas paraguayas realizaron un nuevo y potente ataque contra el sector central del dispositivo boliviano, pero nuevamente fueron rechazados. La intención del comando paraguayo era desalojar a los bolivianos del este del camino, fijando al enemigo en el centro y en el ala derecha, intentando romper su frente suroeste.

Si bien las tropas paraguayas combatieron denodadamente, la guerra se estabilizo en las trincheras, bajo el asedio de la artillería y el fuego y bombardeo de la aviación boliviana, que duro varios días, con el consiguiente desgaste y desmoralización de las tropas, además del agotamiento de los víveres por las dificultades de aprovisionamiento.

SAAVEDRA

Para conjurar la situación, el coronel José Félix Estigarribia planifico una nueva maniobra envolvente. Su objetivo era apoderarse del fortín Saavedra con el propósito de provocar la caída de toda la serie de fortines bolivianos del sur hasta el Pilcomayo.
Para ello, atacara con tres divisiones, teniendo a una cuarta como reserva. Dos divisiones rodearían al ala izquierda de la línea boliviana hasta llegar al camino Saavedra-Muñoz, aniquilando de paso a las fuerzas bolivianas que defendían el sector Saavedra-Masamaclay.

En la noche del 30 de noviembre la I División paraguaya inicio su marcha, llegando al amanecer a Puesto Montano, donde descubrió un reten boliviano. Esto significo que, en vez de rebasar el despliegue boliviano, las fuerzas paraguayas chocaran con su extremo izquierdo. Prontamente los bolivianos tomaron las medidas con el objetivo de detener el envolvimiento paraguayo, apoyado por la artillería y la participación de tanques de guerra, desatándose una sangrienta batalla que duró varios días, con numerosas bajas en el sector paraguayo, quedando sus regimientos, en menos de una semana, diezmados y exhaustos. Un contraataque boliviano paralizó totalmente la acometida de la división paraguaya. Igualmente, en otros sectores, los paraguayos encontraron una férrea defensa boliviana que paralizó sus movimientos. Estigarribia dispuso que la V División, con base en Nanawa, atacara Masamaclay, pero su actuación no fue decisiva.

El 5 de diciembre, el general alemán Hans Kundt llegó a La Paz, convocado por el gobierno para asumir la dirección del ejército boliviano. Nombrado General en Jefe del Ejercito en campaña, fue dotado de amplios poderes, que no fueron dados a sus predecesores, los generales Osorio y Lanza. Este entregó el cargo al recién llegado, el 6 de diciembre de 1932.

El mismo día de su llegada a La Paz, Kundt ordenó el repliegue inmediato del ejército boliviano, para evitar ser cercado por los paraguayos en Saavedra, pero la formidable resistencia que en ese momento estaba realizando el ejército boliviano hizo que reviera su orden inicial.

El coronel Enrique Peñaranda reasumió la comandancia de la IV División boliviana. Mientras tanto, la batalla seguía su curso, con los combatientes posicionados a distancias no mayores de entre 100 y 300 metros.

El 10 de diciembre, las fuerzas paraguayas acometieron nuevamente contra las posiciones bolivianas intentando vanamente romper el frente defensivo boliviano, llegando, en algunos casos, a apenas 30 metros de las trincheras enemigas.

Mientras los defensores bolivianos del Kilómetro 7 seguían combatiendo denodadamente, el 15 de diciembre perdieron a uno de los más apreciados jefes, el mayor Germán Jordán, de descollante actuación en importantes acciones anteriores, muerto a causa de una bala perdida. Desde ese día, ese extenso pajonal, tan férreamente atacado por los paraguayos y defendido por los bolivianos, fue bautizado en su homenaje con el nombre de Campo Jordán.

Los defensores bolivianos captaron las intenciones del comando paraguayo de atacar Saavedra por el norte y el sur, flanquear el Kilómetro 7 para cortar el camino a Muñoz, encerrar a las divisiones IV y VII bolivianas y luego hacer una convergencia sobre Muñoz. Por razones logísticas, el comando paraguayo se vio obligado a reagrupar sus fuerzas, pero preparando un ataque general a fondo antes de que la estación de lluvias frustrara las operaciones.

El extremo cansancio de sus hombres, las dificultades de aprovisionamiento y las enfermedades que agravaban la situación del ejército paraguayo, la poca efectiva ofensiva contra las defensas bolivianas, así como el riesgo que representaba la caída de Platanillos en poder de los bolivianos, decidió a Estigarribia a volver a la defensiva, fortificando sus posiciones, preparándose para retomar la iniciativa en la primera oportunidad. Mientras, para enfrentar al II Cuerpo de Ejército boliviano, el comando paraguayo también dispuso la organización de su II Cuerpo de Ejército.

La tregua que el Papa Pio XI obtuvo para los combatientes por Navidad, fue aprovechada por los paraguayos para posicionarse a ambos costados del camino Saavedra-Zenteno, en el Kilómetro 12. Pasada esta pausa, las acciones se reanudaron con singular violencia, especialmente en los últimos días del año, tal que el empuje de los regimientos bolivianos obligó a las tropas paraguayas a replegar sus flancos hasta el Kilómetro 9.

Debido a las importantes bajas, el comando boliviano ordenó el repliegue, pero el ataque paraguayo hizo imposible cumplir totalmente dicha disposición hasta varias horas después, bajo la protección de una torrencial lluvia, retirándose hasta sus trincheras del Kilómetro 7. La batalla en defensa del fortín Saavedra se extendió por varios días mas, sin definir ningún resultado a favor de uno a otro ejercito, pero tuvo proyecciones hacia otros hechos de armas igualmente importantes, que tuvieron lugar poco después, obligando al ejército paraguayo a reformular su actuación en la defensa del territorio disputado. Algunas de las acciones realizadas paralelamente a la batalla contra las posiciones bolivianas de Saavedra, que tuvo su punto central en el Kilómetro 7, fueron el combate del fortín Las Lagunas (4-6 de diciembre); la retoma boliviana del fortín Platanillos (13 de diciembre); la retoma boliviana del fortín Loa (14 de diciembre), la retoma boliviana del fortín Bolívar (21 de diciembre) y la toma boliviana del fortín General Duarte (30 de diciembre de 1932).
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Fuente:
Autor: LUIS VERÓN
© Editorial El Lector
Asunción – Paraguay
2010 (165 páginas).
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Amplio resumen de autores y obras
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