EL PARAGUAY ACTUAL 1ª PARTE (1989-1998)
Obra de DIEGO ABENTE BRUN
COLECCIÓN
LA GRAN HISTORIA DEL PARAGUAY, Nº 14
© Editorial El Lector
Director Editorial: Pablo León Burián
Coordinador Editorial: Bernardo Neri Farina
Director de la Colección: Herib Caballero Campos
Diseño de portada: Celeste Prieto
Diseño Gráfico: Joel Lezcano Aguilar
Corrección: Nidia Campos
Portada: Fotografía de la Convención Nacional Constituyente de 1992.
Archivo Fotográfico de ABC Color.
Fotografías: Archivo Fotográfico de ABC COLOR.
Hecho el depósito que marca la Ley 1328/98
ISBN: 978-99953-1-086-8
El Lector I: 25 de Mayo y Antequera. Tel. 491 966
El Lector II: San Martín c/ Austria.
Tel. 610 639 - 614 258/9
Esta edición consta de 15 mil ejemplares
Asunción – Paraguay (122 páginas)
CONTENIDO - PRÓLOGO
LAS TRIBULACIONES DE LA TRANSICIÓN: El evento detonante y sus consecuencias /Una transición política en dos tiempos / El gobierno del General Rodríguez /Las elecciones del 1 de Mayo y la nueva arena política / La oposición se fortalece / Las elecciones de 1993 y el re-comienzo de la transición/La democracia y su tumultuoso comienzo / El gobierno de unidad nacional: oportunidad desperdiciada.
TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES: La transformación de la matriz socio-económica/La Transformacion de la Estructura /Socio-Económica Rural/La nueva orientación de la política económica/La agenda de la reforma económica del gobierno de Wasmosy /Las crisis financieras /Balance económico-social
LA TRANSFORMACIÓN DEL APARATO ESTATAL: Capacidad estatal: fiscalidad y burocracia /Gasto público y masa salarial /Gasto público y nivel de remuneraciones /La transición y la reforma educativa/La transición y la política de salud/ El combate a la pobreza
CONCLUSIÓN
CRONOLOGÍA
EL AUTOR
FUENTES CONSULTADAS
PRÓLOGO
El volumen XIV de la Gran Historia del Paraguay abarca un proceso histórico muy reciente que fue vivido por la mayor parte de la población actual del Paraguay. Este tipo de análisis del pasado está enmarcado en lo que los teóricos de la historia denominan la Historia Reciente o incluso algunos consideran como válido denominar Historia del Presente.
Ambas posiciones historiográficas se encuentran en discusión por quienes las aceptan como paradigmas válidos para la labor propiamente histórica mientras otros autores e historiadores consideran que el análisis de estos períodos, corno más pertinentes para los estudios sociológicos, politológicos o periodísticos.
En este sentido la gran erudición y la consabida capacidad de análisis del Dr. Diego Abente, uno de los principales estudiosos del proceso de transicióna la democracia en el Paraguay, permitirá al lector comprender desde una perspectiva amplia y con desapasionamiento los hechos históricos transcurridos en la primera etapa de la transición paraguaya.
El Dr. Diego Abente Brun presenta una visión amplia y rigurosa de los complejos procesos que se iniciaron cuando el 3 de febrero de 1989 concluía la más larga dictadura de América Latina, la de Alfredo Stroessner.
La obra está dividida en tres capítulos que abarcan el aspecto político, el socioeconómico y por último la transformación del estado durante el período del que se ocupa el presente libro.
En cuanto al proceso iniciado en la noche de la Candelaria de 1989, el Dr. Abente sostiene que "El gobierno apuntaba hacia el establecimiento de una democracia suigeneris, con el Partido Colorado en el poder y las Fuerzas Armadas ejerciendo el rol de árbitro. La oposición, por su parte, utilizó los espacios de libertad recién conquistados para organizarse, competir y presionar por la vigencia de una democracia real".
La capacidad de analista político del autor se despliega en toda su magnitud en este capítulo al analizar las características de un proceso que concluyó hace pocos añosy todos los elementos que permitieron con avances y retrocesos consolidar la democracia por primera vez en los doscientos añosde la vigencia del sistema republicano en el Paraguay.
En lo referente a las transformaciones vividas durante la primera década de la transición, el autor sostiene "En el área rural se produjo una concentración de la propiedad y una desintegración de la pequeñapropiedad rural de gran magnitud y profundas consecuencias. En contraste, en el área urbana se produjo una disminución relativa del empleo en el sector formal donde se encuentran las empresas de mayor tamaño, y un aumento del empleo en el sector informal", dichos factores son analizados por el autor, de tal forma que permitirá al lector comprender los grandes desafíos que todavía hoy en día están pendientes de solución. Con datos estadísticos, explicados de forma clara, podemos entender los profundos cambios en la estructura económica y social de nuestro país en la última década del pasado siglo.
El último capítulo analiza los aspectos vinculados al estado, en él estudian la relación entre las recaudaciones y el gasto salarial estatal. Los gastos referentes a saludy a educación y la evolución de dicho gasto así como la calidad del mismo. En otro apartado se ocupa de investigar el combate a la pobreza, y los desafíos que aún persisten en esa área pues como sostiene el autor, la pobreza extrema en Paraguay, es el "...el resultado de la partidización de las políticas públicas y de la perversa y generalizada presencia del clientelismo y la arbitrariedad".
Este volumen permitirá al lector discernir desde una perspectiva científica e histórica los acontecimientos analizados, por lo tanto no sólo es recomendable sino necesariala lectura de este libro del Dr. Abente, pues facilita la discusión y por sobre todo, dando algo más de luz sobre procesos tan complejos que hasta hoy pocas veces han sido estudiados, desde fuera del fragor de la lucha política cotidiana.
LAS TRIBULACIONES DE LA TRANSICIÓN
La transición a la democracia en el Paraguay formó parte de lo que Samuel Huntington llamó "TERCERA OLA" de democratización que empezó en República Dominicana y Ecuador en 1978. En total diez y seis países latinoamericanos "transitaron" del autoritarismo a la democracia en dicho período.
La literatura académica ha explicado el surgimiento de las democracias apelando a diferentes variables. Las primeras teorías, siguiendo el trabajo pionero de Seymour Martin Lipset, enfatizaron el rol del nivel de desarrollo económico argumentando que las democracias surgían, o se consolidaban como argumenta Adam Przeworski, cuando los países alcanzaban determinado umbral de desarrollo económico.
Otros estudios se centraron en el rol de la estructura social. En este caso, siguiendo el pionero trabajo de Barrington Moore autores como Larry Diamond, John Stephens and Evelyne Huber Stephens, and Dieter Rueschemeyer han ensayado diferentes hipótesis sobre el rol jugado por las distintas clases sociales.
Algunos estudios, en cambio, han privilegiado el factor cultural, siguiendo los pasos de la famosa contribución de Gabriel Almond and Sidney Verba de principios de la década de 1960.
Los trabajos más recientes como los de Valerie Bunce and Kristian Gleditsch, han prestado particular atención al llamado efecto de "difusión", esto es al carácter contagiosode la democratización en regiones contiguas. En este marco, también pueden inscribirse las interpretaciones que ponen el acento en el rol de los factores externos.
Finalmente, otros autores han centrado su atención en la conjunción de las variables contingentes. En una temprana y lúcida contribución, por ejemplo, Dankwart Rustow explicaba el surgimiento de la democracia como una suerte de sub-producto de un prolongado e inconcluso impasse entre fuerzas profundamente arraigadas que no podían imponerse las unas a las otras. Este argumento es similar al desarrollado por Robert Dahl en su famosa Poliarquía cuando describía el espacio favorable para la democracia como aquél en que las élites en el poder concluían que el costo de represión excedía al costo de tolerancia. En esta misma tradición teórica se encuentra el más completo e influyente estudio de la democratización en América Latina, realizado por Guillermo O'Donnell. Philippe Schmitter y Laurence Withehead. De particular relevancia ha resultado el análisis de O'Donnell sobre las escisiones en las coaliciones gobernantes y las tensiones entre "duros" y "blandos".
Aunque estas diversas contribuciones al estudio de la democratización pueden ser vistas a un cierto nivel como complementarias, o al menos como no mutuamente excluyentes, la perspectiva adoptada aquí es la de los autores mencionados en último lugar. Como se verá, este ángulo de análisis, esta mirada, privilegia los factores contingentes que son al fin de cuentas los que definen el curso de las coyunturas. Sin embargo, si el objeto de estudio fuese otro, por ejemplo la calidad de la democracia, sin duda el arsenal explicativo debería desplazarse y privilegiar las variables estructurales.
EL EVENTO DETONANTE Y SUS CONSECUENCIAS
La noche del 2 de febrero de 1989, fiesta de la Virgen de la Candelaria, el Paraguay contempló azorado el golpe militar que había sido sospechado, anunciado y soñado infinidad de veces pero que entonces, finalmente, estaba sucediendo. Como si fuese poco, la gente podía seguir por radio los principales acontecimientos. En las primeras horas de la mañanadel 3 de febrero, la ciudadanía se echó a las calles para celebrar no un golpe, sino algo mucho más profundo y significativo: la caída de la larga y cruenta dictadura stronista. El fin de la dictadura significaba muchas cosas, pero en su dimensión más esencial representaba el desmantelamiento de un sistema autoritario de dominación política basado en la identificación del Estado con el Partido Colorado y las Fuerzas Armadas, y en una estrategia de represión, control y cooptación estatal de la oposición política y de los actores sociales independientes.
Como sucede a menudo en acontecimientos de esta naturaleza, no cabía duda acerca del sistema político que acababa de colapsar y de ahí la indescriptible alegría popular,pero que sistema lo iba a reemplazar, constituía todavía una incógnita. La proclama de los militares victoriosos fue clara y ambigua a la vez, ya que argumentaron que el golpe se había realizado en defensa de la democracia y por el respeto a los derechos humanos, pero también, y a la vez, para asegurar la unidad y continuidad del coloradismo en el poder. Se trataba, claramente, del inicio de un proceso de liberalización, pero no necesariamente de democratización stricto sensu.
Hasta la fecha no hay datos concretos sobre el número de bajas en la noche de la Candelaria de 1989
Este capítulo busca desentrañarla dinámica de la primera década de la transición y se divide en tres secciones. En la primera se analiza el cambio de las reglas del juego político, esto es la democratización propiamente dicha. En la segunda parte se examinan las transformaciones económicas y sociales, tanto las que respondieron primariamente a causas estructurales como aquellas que fueron producto de políticas públicas deliberadas. Así como la política no se desarrolla en un vacío sino que responde a condicionantes estructurales endógenos y exógenos, la misma también transforma realidades. Por ello en la tercera parte se analiza el impacto de la transición en el Estado, examinando los cambios en el aparato estatal y el impacto de las políticas públicas en el campo de la educación, la salud, y el combate a la pobreza.
Una transición política en dos tiempos Aunque el momento en que sucedió y la forma como se produjo la caída de Stroessner pudo haber causado sorpresa, el proceso que siguió a su caída no hizo más que confirmar la tesis de que la era post-stronista iba a plantear al gobierno que le sucediese serios problemas para reconstituir una coalición gobernante y alcanzar un mínimo nivel de hegemonía. Las dificultades de acumular el poder necesario para impulsar un esquema de gobierno alternativo exigirían la adopción de una solución de compromiso en la cual deberían ser incluidos al menos algunos sectores liberalizantes. Esta apertura al interior de la coalición gobernante desencadenaría a su vez un proceso de liberalización que abriría las puertas a una eventual democratización. El post-stronismo se constituiría así en una coyuntura con alto potencial democratizante no necesariamente por la fuerza de los sectores democráticos sino por las altas chances de producir dicho resultado como sub-producto de la lógica que acaba de desencadenarse.
En cierta medida la transición política paraguaya fue similar a la apertura brasilera que comenzó con el gobierno del General Ernesto Geisel. Iniciado por parte de la élite del gobierno como consecuencia de una división en la coalición gobernante, el proceso fue evolucionando como una típica transición desde arriba. Controlada por el gobierno en todo momento la transición no se basó en un pacto explícito y fue por lo tanto menos estructurada que las rupturas pactadas de Uruguay y Chile.
La proclama de los militares victoriosos reflejó esta situación de manera evidente y tradujo claramente esta profunda contradicción. En esencia el comunicado anunciaba el compromiso del nuevo gobierno de respetar los derechos humanos, establecer una verdadera democracia, tratar con igualdad a todos los partidos políticos pero asegurando la continuidad del Partido Colorado en el poder, respetar a la Iglesia Católica y a la religión y modificar el sistema legal para garantizar la democratización.
Se iniciaba la transición, es cierto, pero ¿transición a qué? ¿Cómo conciliar la democracia con el principio de la continuidad del Partido Colorado en el poder? Esta contradicción central marcó todo el período de gobierno del general Andrés Rodríguez.
CONCLUSIÓN
La transición política trajo aparejada cambios profundos y si bien el advenimiento de la democracia no fue fácil y su calidad deja mucho que desear, es indiscutible que sigue siendo el menos malo de los sistemas que haya experimentado la humanidad. Pero, ¿por qué entonces los resultados económicos y sociales han dejado tanto que desear? Las razones son varias y complejas, pero sin duda un factor fundamental es la baja calidad del proceso político en gran medida resultado de la mala alineación entre los incentivos que el mismo produce y los mejores intereses de la nación.
La realidad política interpone al menos cuatro grandes obstáculos para el mejoramiento sustancial de la calidad de la democracia. Los mismos pueden ser resumidos como sigue:
1. Un Poder Ejecutivo fuerte en el manejo del patronazgo y el clientelismo pero débil en sus prerrogativas de selección de políticas públicas y sujeto a un Congreso con poderes exagerados, tales como:
• Levantar un veto presidencial por simple mayoría de ambas cámaras;
• Levantar un pedido de tratamiento de urgencia por simple mayoría de cualquiera de las dos cámaras,
• Aumentar la estimación de ingresos del Presupuesto General discrecionalmente y aprobar un presupuesto desagregado hasta el nivel del salario de un funcionarioparticular;
• Modificar las leyes irrestrictamente, i.e. alterar una ley permanente a través de una temporal, como la ley de presupuesto anual, o una ley de ampliación presupuestaria, o modificar un código a través de una ley cualquiera, debido a la ausencia de una jerarquía de leyes;
• Impulsar el juicio político al presidente sobre la base de "mal desempeño de sus funciones", i.e. introduciendo una analogía del voto de no confianza propio de los sistemas parlamentaristas en el marco de una constitución supuestamente presidencialista.
2. Un Congreso que además de tener dichos poderes exagerados está caracterizado por:
• Una gran fragmentación política;
• Falta de reglas estrictas para presentar proyectos de leyes lo que produce una inflación de leyes, un deterioro de su calidad, y genera un poderoso incentivo para el intercambio de apoyos en leyes de carácter y alcance particularista;
• Elección anual de autoridades hasta el nivel de miembros de comités lo que aumenta el incentivo para las negociaciones particularistas;
• Excesiva discrecionalidad para regular aspectos puramente administrativos y poderes decisivos acerca de la constitución y el funcionamiento del Poder judicial.
• Un sistema de elección de representantes por el sistema de representación proporcional D'Hondt (tanto para las primarias como para las nacionales) que garantiza la fragmentación, la indisciplina partidaria, y la falta de accountability;
• Un sistema electoral que prácticamente asegura una automática mayoría opositora al Ejecutivo en todos los cuerpos legislativos (Congreso, Juntas Departamentales, Juntas Municipales) con lo que se agrava permanentemente el problema de gobernabilidad;
• Un mecanismo electoral que no sirve ni para proporcionarrepresentaciónjusta e igual sobre labase de la proporcionalidad ni para el propósito central de producir mayorías que aseguren gobiernos estables.
3. Un Poder judicial:
• Altamente politizado, en el que todos los órganos relevantes, como el Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados están integrados también por diputados y senadores;
• Una Corte Suprema con grandes poderes jurisdiccionales, incluyendo el nombramiento y la reelección de jueces;
• Una enorme mora judicial que en el caso particular de las acciones de inconstitucionalidad puede ser visto como la consagración de la arbitrariedad como norma suprema;
• Una figura de inconstitucionalidad que invita a ser usada para dilatar casos y que además, al funcionar solo inter-partes y no erga-omnes, implica que una ley o acto considerado inconstitucional lo es solo para el peticionante, pero no para el resto de los ciudadanos;
• Una bajísima credibilidad en la opinión pública debido a los persistentes casos de corrupción, nepotismo, y tráfico de influencia.
4. Un Estado:
•grande pero ineficaz, con exceso de personal de baja calificación;
• con instituciones excesivamente vulnerables a los intereses de los "rent-seekers" (rentistas) que desde el Congreso obtienen beneficios personales o sectoriales a cambios de apoyos en la discusión presupuestaria o en la legislación pertinente;
• sin un verdadero sistema meritocrático;
• con altos niveles de corrupción, duplicación de funciones, y altísimos costos administrativos (en promedio 90% de los ingresos tributarios son devorados por los rubros de salarios de los funcionarios activos y jubilaciones de los pasivos de laAdministración Central;
• con baja capacidad técnica para desarrollar, implementar y evaluar políticas y baja auto-estima;
• con muy baja capacidad de reforzar efectivamente un extremadamente complejo y extenso sistema de leyes, regulaciones y ordenanzas;
• con una estructura de descentralización que introduce una gran ambigüedad acerca de las esferas de responsabilidad de los gobiernos sub-nacionales (gobernaciones y municipios) que poseen además muy baja capacidad administrativa para cumplir sus funciones;
• con cuerpos legislativos (Juntas Departamentales y Municipales) que asumen virtuales poderes jurisdiccionales sobre la ejecución presupuestaria generando así un amplio y fértil campo para la corrupción y el tráfico de influencia;
• con una estructura impositiva que promueve la "pereza fiscal" por parte de los gobiernos sub-nacionales;
• sin reglas claras sobre los límites y procedimientos para la emisión de deuda.
Con respecto al sistema electoral, una consideración especial merece el tema de las llamadas "listas sábanas", que ha generado considerable debate recientemente. Un análisisen profundidad del tema demuestra que aunque se pretenda dar al elector mayor poder, en realidad las opciones que se manejan inducen a una suerte de ilusión colectiva que ciertamente terminará produciendo una frustración mayor de la que ya genera el sistema actual.
En efecto, el sistema de votación preferencial solo permitirá decidir al elector quién de los integrantes de la lista merece su mayor confianza. Sin embargo, al hacerlo el elector estará votando también por todos los otros candidatos puesto que estará optando por dicha lista. No podrá eliminar a quienes considere "indeseables" en dicha lista, puesto que el voto preferencial es solo positivo y no negativo. Elegirá simplemente el pedazo de la sábana que le gusta más. Y de yapa, se llevará el resto.
El efecto del voto preferencial variará en relación inversamente proporcional a 1) el tamañode los cuerpos colegiados, y 2) el número probable de bancas a que pueda acceder cada partido.
En cuanto al primer punto, en el caso de la Cámara de Senadores, su impacto será insignificante. En efecto, sus 45 miembros son electos en una circunscripción electoral nacional. Esto plantea un dilema de acción colectiva de solución casi imposible. En efecto, cómo hacer que un número significativo de electores coincida en UN candidato preferencial de una lista de 45 candidatos? Segundo, si tal cosa sucediera, harto improbable, ello cambiaria el lugar en la lista de solamente UN candidato, que probablemente esté de todas maneras en la parte "segura" de la lista.
En cuanto al segundo punto, la relevancia del voto preferencial variará en función al número esperado de bancas por partido. Las últimas cuatro elecciones permiten estimar de manera aproximada el númeromínimo y máximo de bancas que le corresponderá a cada partido. Todos los candidatos de la lista que ocupan los lugares llamados "seguros", por estar por debajo del límite mínimo de bancas, tendrán su elección prácticamente asegurada independientemente de que el voto preferencial les ascienda o descienda un lugar en la lista.
En el caso de la ANR y el PLRA que han obtenido entre 16 y 25 y entre 13 y 17 bancas respectivamente, se podría asegurar que todo candidato que ocupe los primeros 16 lugares en el caso del Partido Colorado y los primeros 13 lugares en el caso del PLRA tiene su elección prácticamente asegurada.
A medida que disminuya el número de candidatos "entrables " el voto preferencial podría ser más efectivo. Casos intermedios son los de UNACE y Patria Querida, ya que tienen entre 7 y 8 senadores, pero es muy poco probable que un voto preferencial cambie el resultado.
Solamente en los partidos más pequeños, con un solo Senador, un voto preferencial que favorezca al número 2 de la lista podría cambiar el resultado, si una gran mayoría de los votantes se decidiera por el candidato número 2 y no por el 3 o 4 o 5 o 45. Por esta misma razón el voto preferencial puedetener un efecto marginal en las elecciones para diputados en circunscripciones pequeñas.
El efecto que sí se producirá con el voto preferencial es la personalización aun mayor de la política. Se corre el riesgo, sin duda, de que cada elección se convierta en una suerte de concurso de belleza. Cada candidato hará una campañapor sí y para sí, aunque tenga su elección asegurada, con lo que el dinero y los adinerados tendrán la ventaja. Y como el impacto sobre la representación en el más optimista de los escenarios será mínimo, se habrá agregado un problema más a los que ya existen.
Pero el problema de fondo, el de la calidad de la representación seguirá pendiente, porque no se resolverá con fuegos de artificio sino con un debate serio sobre la reforma constitucional. La única manera de cambiar el sistema electoral de las llamadas listas sábanas es cambiando la Constitución. Y al cambiar la clausulaelectoral hay que estudiar también el cambio de los otros problemas que se han identificado más arriba. En ese conjunto debe incluirse la discusión de la cuestióncentral en materia electoral: ¿Es preferible un sistema de representación uninominal en distritos pequeños, o de representación plurinominal en distritos grandes? ¿No será mejor acaso un sistema mixto que combine la representación uninominal por distritos electorales pequeñosen las instancias en las que los intereses territoriales deberían prevalecer, como las concejalías municipales y las diputaciones departamentales, y un sistema plurinominal por listas cuando los intereses a representar sean generales?
El mejoramiento de la calidad de la democracia supone, como mínimo, enfrentar estos problemas e introducir las correcciones necesarias. Ello requiere un debate ilustrado, es decir serio y fundamentado. El mismo, lamentablemente, está todavía ausente del escenario político. La discusión sobre la reforma constitucional ilustra esto de manera clara. Pocas veces ha habido un debate sistemático sobre los puntos arriba mencionados. Generalmente, cuando se habla de ella se menciona el tema de la re-elección, que es en el mejor de los casos apenas uno de los menos importantes, o el voto de loscompatriotas en el exterior, que lamentablemente, no pasa deser parte de una campañapolítica permanente en las internas de algunos partidos.
Además, los cambios pocas veces son simplemente el resultado de las buenas intenciones o del más o menos acertado diagnóstico de técnicos y expertos. Para producirlos hace faltagenerar una demanda fuerte y sostenida de la sociedad. Hasta que ello suceda, y hasta que las elites dirigentes despierten y asuman un rol de agentes de cambio y progreso, la sociedad seguirá teniendo el sistema que su demanda, o falta de demanda, genere.
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ARTÍCULOS SOBRE EL LIBRO EN EL DIARIO ABC COLOR
UNA OBRA DE DIEGO ABENTE BRUN - “EL PARAGUAY ACTUAL 1ª PARTE SERÁ LA PRÓXIMA ENTREGA”
“El Paraguay actual 1ª parte: 1989-1998”, de Diego Abente Brun, es el libro número 14 que prepara la Colección La Gran Historia del Paraguay, editada por El Lector y distribuida por ABC Color, para el próximo domingo 11 de julio.
Esta colección entregó ayer al público su décimo tercer libro: “El Paraguay bajo el stronismo 1954-1989”, de Bernardo Neri Farina y Alfredo Boccia Paz.
Los libros publicados hasta el momento dentro de la Colección La Gran Historia del Paraguay son: Los pueblos indígenas del Paraguay, de José Zanardini; La colonización del Paraguay 1537-1680, de Juan Bautista Rivarola Paoli; La provincia del Paraguay. Revolución y Transformación 1680-1780, de Ignacio Telesca; Proceso de la independencia paraguaya 1780-1813, de Herib Caballero Campos; El Paraguay durante los gobiernos de Francia y los López, de Beatriz González de Bosio y Nidia R. Areces; La Guerra contra la Triple Alianza, 1864-1870. Primera parte, de César Cristaldo; La Guerra contra la Triple Alianza. 1864-1870. Segunda parte, de Hugo Mendoza; El Paraguay de la posguerra, 1870-1900, de Carlos Gómez; El Paraguay a comienzos del siglo XX 1900-1932, de Liliana Brezzo; La Guerra del Chaco, 1932-1935, de Luis Verón; El Paraguay bajo el nacionalismo. 1936-1947, de José Carlos Rodríguez; La hegemonía colorada. 1947-1954, de Alcibiades González Delvalle (27 de junio); El Paraguay bajo el stronismo. 1954-1989, de Bernardo Neri Farina y Alfredo Boccia Paz.
Las personas a las que les falta alguno de los números pueden acudir a los dos locales de El Lector (San Martín c/ Austria y 25 de Mayo y Antequera) o a ABC Color (Yegros c/ Herrera) para adquirirlo. También puede solicitar los libros a sus canillitas o a los distribuidores de su zona.
Sobre el próximo libro de esta serie, “El Paraguay actual 1ª parte: 1989-1998”, el director de la Colección La Gran Historia del Paraguay, Herib Caballero, señala que “la gran erudición y la consabida capacidad de análisis del Dr. Diego Abente, uno de los principales estudiosos del proceso de transición a la democracia en el Paraguay, permitirá al lector comprender desde una perspectiva amplia y con desapasionamiento los hechos históricos transcurridos en la primera etapa de la transición paraguaya.
Agrega Herib Caballero que “el Dr. Diego Abente Brun presenta una visión amplia y rigurosa de los complejos procesos que se iniciaron cuando el 3 de febrero de 1989 concluía la más larga dictadura de América Latina, la de Alfredo Stroessner. La obra está dividida en tres capítulos que abarcan el aspecto político, el socioeconómico y por último la transformación del Estado durante el periodo del que se ocupa el presente libro”.
4 de Julio de 2010
UNA VISIÓN PROFUNDA SOBRE EL PAÍS DESPUÉS DE LA DICTADURA STRONISTA
Este volumen, que es el número 14 del total de 20 a ser editados, llegará al público el próximo domingo, con el ejemplar de ABC Color, con un precio total (diario más libro) de 20.000 guaraníes.
De acuerdo con lo señalado por el director de la Colección La Gran Historia del Paraguay, Herib Caballero Campos, en “El Paraguay actual” Diego Abente Brun presenta una visión amplia y rigurosa de los complejos procesos que se iniciaron cuando el 3 de febrero de 1989 concluía la más larga dictadura de América Latina, la de Alfredo Stroessner.
La obra está dividida en tres capítulos que abarcan el aspecto político, el socioeconómico y por último la transformación del Estado durante el periodo del que se ocupa el mencionado libro.
En cuanto al proceso iniciado en la noche de la Candelaria de 1989, el doctor Abente sostiene que “El gobierno apuntaba hacia el establecimiento de una democracia sui géneris, con el Partido Colorado en el poder y las Fuerzas Armadas ejerciendo el rol de árbitro. La oposición, por su parte, utilizó los espacios de libertad recién conquistados para organizarse, competir y presionar por la vigencia de una democracia real”.
La capacidad de analista político del autor se despliega en toda su magnitud en este capítulo –dice Caballero Campos– al analizar las características de un proceso que concluyó hace pocos años y todos los elementos que permitieron con avances y retrocesos consolidar la democracia por primera vez en los doscientos años de la vigencia del sistema republicano en el Paraguay.
En lo referente a las transformaciones vividas durante la primera década de la transición, Abente Brun sostiene: “En el área rural se produjo una concentración de la propiedad y una desintegración de la pequeña propiedad rural de gran magnitud y profundas consecuencias. En contraste, en el área se produjo una disminución relativa del empleo en el sector formal donde se encuentran las empresas de mayor tamaño, y un aumento del empleo en el sector informal”.
Dichos factores son analizados por el autor de tal forma que permitirá al lector comprender los grandes desafíos que aún hoy en día están pendientes de solución. Con datos estadísticos explicados de forma clara podemos comprender los profundos cambios en la estructura económica y social de nuestro país en la última década del pasado siglo.
El último capítulo del libro a ser presentado el domingo al público analiza los aspectos vinculados al Estado. En él, el autor explica la relación entre las recaudaciones y el gasto salarial estatal. Los gastos referentes a salud y a educación y la evolución de dicho gasto así como la calidad del mismo.
En otro apartado Diego Abente se ocupa de analizar el combate a la pobreza y los desafíos que aún persisten en esa área pues, como sostiene el autor, la pobreza extrema en Paraguay, es “…el resultado de la partidización de las políticas públicas y de la perversa y generalizada presencia del clientelismo y la arbitrariedad”.
Este volumen, de acuerdo con la visión de Herib Caballero, permitirá al lector comprender desde una perspectiva científica e histórica los acontecimientos analizados, por lo tanto no solo es recomendable, sino necesaria, la lectura de este libro del doctor Abente, pues facilita la discusión y, por sobre todo, da algo más de luz sobre procesos tan complejos que hasta hoy pocas veces han sido estudiados desde fuera del fragor de la lucha política cotidiana.
Diego Abente Brun, Ph.D. en Ciencias Políticas (University of New Mexico), fue Profesor Vitalicio en Miami University. En 1992 renunció y regresó al Paraguay para dedicarse al servicio público. Fue senador, ministro y embajador.
5 de Julio de 2010
TRAS LA CAÍDA DE STROESSNER, LA ANR CONTINUÓ CON SU PODER CASI INTACTO.
Diego Abente Brun es el autor de “El Paraguay actual 1ª Parte 1989-1998”, que saldrá a la venta el próximo domingo como parte de la Colección La Gran Historia del Paraguay. El mismo afirma que el gobierno de Rodríguez, al mismo tiempo de proclamar la implantación de una “democracia verdadera”, aseguró la continuidad del Partido Colorado en el poder, creando “una contradicción central”.
Este libro, editado por El Lector, aparecerá con el ejemplar de ABC Color. He aquí la entrevista que sostuvo este diario con el analista compatriota.
–¿Qué caracterizó al primer periodo de la transición bajo el gobierno del Gral. Rodríguez?
–El gobierno de Rodríguez surgió con el compromiso de respetar los derechos humanos, respetar a la Iglesia Católica y a la religión, tratar con igualdad a todos los partidos políticos, pero asegurando la continuidad del Partido Colorado en el poder, y establecer una verdadera democracia. Pero ¿cómo conciliar “una verdadera democracia” con la continuidad del Partido Colorado en el poder como principio? Esta contradicción central marcó todo el periodo de gobierno del general Andrés Rodríguez, que, en realidad, inició la transición a la transición. Su periodo puede ser mejor caracterizado como uno de liberalización. La transición en sentido estricto recién se dio en el periodo siguiente.
–¿Existía una voluntad real del gobierno en lograr la apertura democrática?
–El Gobierno apuntaba hacia el establecimiento de una democracia sui géneris, con el Partido Colorado en el poder y las Fuerzas Armadas ejerciendo el rol de árbitro. Pero como sucede a menudo estos procesos históricos, una vez que se inician, adquieren su propia lógica y siguen una trayectoria que no es necesariamente la anticipada por sus gestores. En ese sentido, el surgimiento de la democracia fue un subproducto, no un producto, del proceso iniciado el 3 de febrero.
–¿Cuáles fueron las razones por las que no se acordó una transición pactada y por plazos?
–Por la correlación de fuerzas. Las transiciones desde arriba y no pactadas suceden cuando se dan correlaciones de poder como las del Paraguay entonces. La oposición no estaba aún en condiciones de forzar una ruptura pactada. Pero el Gobierno tampoco podía hacer lo que quisiese. Necesitaba la legitimidad que le daba la participación de la oposición y por ello fue haciendo concesiones a cuentagotas. Se trató en realidad de una liberalización a cuentagotas, aunque con el tiempo la oposición logró que el gotero funcionara bastante fluidamente.
–En cuanto a la promulgación de la Nueva Constitución de 1992, ¿en qué condiciones se dio su redacción?
–La Constitución surgió en el marco de la estrategia del Gobierno de “participación ahora, negociación después” y en las peores condiciones puesto que el Partido Colorado obtuvo 122 de los 198 escaños en las elecciones de convencionales de diciembre de 1991 y podía literalmente hacer lo que quisiese. Afortunadamente para el país, dos factores se conjugaron para darnos una Constitución mala pero democrática. Por un lado, las divisiones en el Partido Colorado, y por el otro, la lucidez y vocación democrática de sus mejores exponentes, algunos de los cuales habían sufrido también las consecuencias de la dictadura. Pero el riesgo fue enorme y el proceso se salvó por un pelo.
–Usted considera que en 1993 se dio el relanzamiento de la transición. ¿Por qué?
–Porque las transiciones culminan con procesos electorales libres, limpios y justos y la elección de 1993 fue libre, pero no fue justa ni limpia. Para empezar, el candidato que ganó las internas coloradas fue declarado perdedor y el que perdió, consagrado ganador. En segundo lugar, la oposición no tenía un control efectivo del proceso electoral. El mismo se encontraba dominado por la antigua Junta Electoral Central stronista en la que, con una mayoría de 6 a 3, sus representantes imponían su voluntad.
–¿Fue grande la incidencia de ese factor?
–Los partidos nuevos no tuvieron acceso al proceso ni control alguno sobre el mismo.
Los boletines de votos eran destruidos al concluir el acto comicial con lo que no podía producirse ningún tipo de verificación ni recuento.
Los boletines de votos eran destruidos al concluir el acto comicial con lo que no podía producirse ningún tipo de verificación ni recuento.
7 de Julio de 2010
TRANSICIÓN CON UNA DEMOCRACIA FRÁGIL
El libro “El Paraguay actual 1ª Parte 1989-1998”, se publicará mañana domingo con los ejemplares de ABC Color, en el marco de la Colección La Gran Historia del Paraguay, editada por El Lector.
En la segunda parte de la entrevista mantenida con este diario, Abente Brun se refiere a esa etapa histórica de nuestro país.
–¿De qué forma afectó al desarrollo de la transición la maniobra sobre los resultados electorales en las internas coloradas de diciembre de 1992?
–La elección interna del Partido Colorado y subsecuentemente las elecciones generales de 1993 demostraron que la transición aún no había concluido. Solo podían ganar los elegidos del régimen, si por las buenas mejor y si no, pues por las malas. Faltaba el elemento central de una elección competitiva: la incertidumbre del resultado y el respeto al mismo.
–La crisis de abril de 1996 ¿qué consecuencias tuvo para la transición democrática?
–Si bien la misma puso de manifiesto la fragilidad del proceso, su desenlace terminó fortaleciéndolo. Ese desenlace fue fundamental: de ahí en más resultaría sumamente difícil pensar en un golpe militar en el Paraguay y así fue con su réplica de opereta del año 2000, por ejemplo. Hoy día es prácticamente impensable un golpe militar.
–Este periodo concluye con un hecho luctuoso, un magnicidio y jóvenes asesinados en la Plaza de Armas de Asunción. ¿Cuáles fueron las causas de tanta violencia?
–La completa ruptura del sentido de ética pública y moral privada hizo que la lucha por el poder y el dinero se volviera desenfrenada. La ambición está siempre presente en los hombres, sea la llamada vocación de poder, sea el deseo de enriquecerse. Sin embargo, estas tendencias operan dentro de al menos tres tipos de límites.
–¿Cuáles son esos tipos de límites?
–En primer lugar, el marco del derecho positivo. En segundo lugar, la dinámica social, que hace que las ambiciones de unos frenan o contrapesan las ambiciones de los otros. Finalmente, las sociedades cuentan con un marco de valores –históricamente surgido de las religiones– que distingue el bien del mal, y que castiga este último no solamente a través del derecho positivo, sino también a través de las sanciones morales de los ciudadanos y del sentido de culpa, o remordimiento de conciencia, del infractor. Este marco de valores fue destruido por la dictadura de Stroessner y enterrado en la transición. La sociedad perdió su tejido ético y moral. Ya nada estaba mal. Nada era reprochable. El “éxito” era la medida del bien. Así, con un marco jurídico bastardeado por décadas y ante la indiferencia generalizada de una polis anestesiada, la sociedad se convirtió en una selva en la que solo triunfaba el más fuerte o el más inescrupuloso.
–En lo económico, la década estuvo marcada por las crisis financieras. ¿Cuáles fueron los orígenes de la debacle del mercado financiero paraguayo?
–La crisis se originó en las malas políticas, algunas heredadas de la dictadura stronista y otras adoptadas por los gobiernos de Rodríguez y Wasmosy. Estas políticas promovieron la liberalización de los mercados financieros sin crear, antes, una adecuada estructura de supervisión. Además, la corrupción generalizada hizo que los sistemas de control, ya de por sí laxos, fueran casi inexistentes.
–Y el sistema sucumbió.
–Los bancos operaban en negro a la luz del día, en sus propias oficinas, y hasta publicitaban estos negocios en los medios. Los requerimientos de capital y reservas se ignoraban alegremente. Las normas para préstamos relacionados se burlaban impunemente. El resultado fue hasta si se quiere lógico y el costo, enorme.
–¿Quién terminó pagando los costos financieros de la crisis?
–Como sucede a menudo en estos casos, se privatizan las ganancias y se estatizan las pérdidas. El costo lo pagó el país. Pagamos todos. Y el precio fue enorme: la crisis costó al Paraguay entre 10 y 13% de su producto interno bruto.
9 de Julio de 2010
Edición digital: www.abc.com.py
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