DESCRIPCION E HISTORIA DEL
PARAGUAY
Y EL
RÍO DE LA PLATA
VOLUMEN II
Autor: FÉLIX DE AZARA
Editorial: BABEL, 1945. 352pp.
Buenos Aires-Argentina.
(Versión digital:
BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY)
PARAGUAY
Y EL
RÍO DE LA PLATA
VOLUMEN II
Autor: FÉLIX DE AZARA
Editorial: BABEL, 1945. 352pp.
Buenos Aires-Argentina.
(Versión digital:
BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY)
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CONTENIDO
DEL TOMO SEGUNDO
Capítulo XVIII
a) Del descubrimiento y conquista del rio de la Plata: licencia del rey y primera espedicion.
b) Segunda espedicion por el veneciano Sebastian Gaboto.
c) Espedicion á cargo de algunos comerciantes, mediante contrata con el gobierno: otra por cuenta de este y fundacion del puerto de santa Maria de Buenos-Aires.
d) Regreso y muerte del adelantado D. Pedro de Mendoza. Sigue la espedicion y descubrimiento con el mismo título y autoridad D. Juan Ayolas.
e) Sabida la muerte de Ayolas es elegido gefe don Domingo Martinez de Irala: siguen los descubrimientos y conquistas, fundándose la ciudad de la Asuncion.
f) Espedicion de Alvar Nuñez, mediante contrata y condiciones estipuladas con el gobierno.
g) Proyecto de espedicion al Perú, que no se verifcó: varios acontecimientos, guerras, etc.: llegada al puerto de Reyes y regreso á la Asuncion.
h) Prision del adelantado por sus soldados, y eleccion de D. Domingo Martinez de Irala para el mando. Alvar Nuñez es conducido á España con otros presos, y sentenciado por el consejo supremo. Disturbios, y rebeliones de indios: providencias de Irala para sosegarlos y reducirlos.
i) Emprende Irala nueva espedicion al Perú, que no tuvo efecto. Regreso á la Asuncion; disturbios en esta ciudad hasta la muerte de D. Diego Abreu que se habia levantado contra Irala.
j) Varias espediciones y guerras: se funda la ciudad de san Juan que despues fue abandonada, y fundacion de la villa de Ontiveros. Licencia del rey á D. Juan de Sanabria para continuar la conquista, mediante los pactos de la contrata firmada, la cual siguió D. Juan de Salazar. Llegada del obispo con algunos clérigos, y establecimiento de catedral en la Asuncion.
k) Muerte de Irala y le sucede en el mando su yerno Gonzalo de Mendoza. Espediciones de Nuflo de Chaves que se hace independiente del Paraguay. Muere Gonzalo de Mendoza, y es elegido don Francisco Ortiz de Vergara, á quien confirma el obispo en virtud de real cédula. Varios acontecimientos y rebeliones de indios.
l) Ida del gobernador con el obispo á Chuquizaca ó Charcas: gestiones en aquella audiencia sobre confirmacion del mando que obtuvo D. Juan Ortiz de Zárate. Muerte violenta de Chaves y otros sucesos hasta la prision de Cáceres, y su llegada á España.
m) Fundacion de Santa Fé de la Veracruz y de Córdoba del Tucumán: disensiones entre los pobladores. Espedicion salida de España en 1572: varios sucesos con motivo de su llegada. Muerte del adelantado y manda como gobernador interino D. Diego Ortiz de Zárate y Mendieta. Muerto este le sucede Garay: algunas fundaciones, entre ellas la nueva Jerez, la Trinidad y Buenos-Aires.
n) Rebelion en Santa Fé. Muerte violenta del teniente general Garay, y le sucede por nombramiento del adelantado Alonso de Vera y Aragon. Se funda la ciudad de la Concepcion de Buena-Esperanza, la de san Juan de Vera y otros pueblos.
o) Biografia del señor D. Felix de Azara.
p) Cartas del ayuntamiento de la Asuncion en el Paraguay á D. Felix de Azara, y las contestaciones de este.
CONTENIDO
DEL TOMO SEGUNDO
Capítulo XVIII
a) Del descubrimiento y conquista del rio de la Plata: licencia del rey y primera espedicion.
b) Segunda espedicion por el veneciano Sebastian Gaboto.
c) Espedicion á cargo de algunos comerciantes, mediante contrata con el gobierno: otra por cuenta de este y fundacion del puerto de santa Maria de Buenos-Aires.
d) Regreso y muerte del adelantado D. Pedro de Mendoza. Sigue la espedicion y descubrimiento con el mismo título y autoridad D. Juan Ayolas.
e) Sabida la muerte de Ayolas es elegido gefe don Domingo Martinez de Irala: siguen los descubrimientos y conquistas, fundándose la ciudad de la Asuncion.
f) Espedicion de Alvar Nuñez, mediante contrata y condiciones estipuladas con el gobierno.
g) Proyecto de espedicion al Perú, que no se verifcó: varios acontecimientos, guerras, etc.: llegada al puerto de Reyes y regreso á la Asuncion.
h) Prision del adelantado por sus soldados, y eleccion de D. Domingo Martinez de Irala para el mando. Alvar Nuñez es conducido á España con otros presos, y sentenciado por el consejo supremo. Disturbios, y rebeliones de indios: providencias de Irala para sosegarlos y reducirlos.
i) Emprende Irala nueva espedicion al Perú, que no tuvo efecto. Regreso á la Asuncion; disturbios en esta ciudad hasta la muerte de D. Diego Abreu que se habia levantado contra Irala.
j) Varias espediciones y guerras: se funda la ciudad de san Juan que despues fue abandonada, y fundacion de la villa de Ontiveros. Licencia del rey á D. Juan de Sanabria para continuar la conquista, mediante los pactos de la contrata firmada, la cual siguió D. Juan de Salazar. Llegada del obispo con algunos clérigos, y establecimiento de catedral en la Asuncion.
k) Muerte de Irala y le sucede en el mando su yerno Gonzalo de Mendoza. Espediciones de Nuflo de Chaves que se hace independiente del Paraguay. Muere Gonzalo de Mendoza, y es elegido don Francisco Ortiz de Vergara, á quien confirma el obispo en virtud de real cédula. Varios acontecimientos y rebeliones de indios.
l) Ida del gobernador con el obispo á Chuquizaca ó Charcas: gestiones en aquella audiencia sobre confirmacion del mando que obtuvo D. Juan Ortiz de Zárate. Muerte violenta de Chaves y otros sucesos hasta la prision de Cáceres, y su llegada á España.
m) Fundacion de Santa Fé de la Veracruz y de Córdoba del Tucumán: disensiones entre los pobladores. Espedicion salida de España en 1572: varios sucesos con motivo de su llegada. Muerte del adelantado y manda como gobernador interino D. Diego Ortiz de Zárate y Mendieta. Muerto este le sucede Garay: algunas fundaciones, entre ellas la nueva Jerez, la Trinidad y Buenos-Aires.
n) Rebelion en Santa Fé. Muerte violenta del teniente general Garay, y le sucede por nombramiento del adelantado Alonso de Vera y Aragon. Se funda la ciudad de la Concepcion de Buena-Esperanza, la de san Juan de Vera y otros pueblos.
o) Biografia del señor D. Felix de Azara.
p) Cartas del ayuntamiento de la Asuncion en el Paraguay á D. Felix de Azara, y las contestaciones de este.
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CAPÍTULO XVIII
c) Espedicion á cargo de algunos comerciantes, mediante contrata con el gobierno: otra por cuenta de este, y fundacion del Puerto de santa Maria de Buenos Aires.
12. Mientras los españoles particulares no se determinaban á seguir las pisadas del desgraciado Solís, no dejaba la corte el negocio de la mano, incitándolos, hasta que logró que los comerciantes Hernando Andrada, Cristóbal de Haro, Rui Bastante y Alonso Salamanca entraran en la especie bajo de una capitulacion, aunque ignoro la que fue; pero es de presumir tendria dos polos bien distintos: el rey miraria á descubrir paises para ensanchar sus dominios, y el de los comerciantes al aumento de sus ganancias. Estos en consecuencia equiparon una embarcacion de cien toneladas, un patache de veinte y cinco, y un bergantincillo en piezas para armarle donde conviniese. Se dió el mando al piloto Diego Garcia, hijo de Moguer, y por segundo y socio á Rodrigo de Area. Listo todo salió de Finisterre el 15 de enero de 1526, tocó en Canarias saliendo el 1 de setiembre para el cabo Verde, continuando hasta el cabo de san Agustin. Luego costeó el Brasil y el 15 de enero de 1527, fondeó en san Vicente que era un pueblo portugues fundado por Martin Alfonso de Sousa el año de 1506. Alli tomó víveres é hizo el comercio, que era su objeto predilecto, compró un bergantin y fletó su mayor embarcacion para conducir negros á Europa á un bachiller, ofreciendo enviársele desde el rio de Solis. De alli fue costeando el Brasil y comerciando en todas partes hasta que entró en dicho rio de Solís ó de la Plata y fondeó en San Juan, de donde al momento despachó su mayor embarcacion con el citado bachiller que se habia embarcado é iba con él. Lozano lib. 2, cap. 2, hace salir á Garcia de san Vicente á fines de setiembre para hacer posible que en el puerto de los Patos se encontrase con Gaboto; pero los comercios y flema en todo de Garcia, y la actividad de Gaboto, que salió de santa Catalina el 15 de febrero, hacen increibles la salida tan repentina de aquel de san Vicente, y el encuentro de ambos en el puerto de los Patos.
13. Armó Garcia en san Juan su bergantin y siguió las aguas de Gaboto hasta Santispiritus, y despues hasta que le encontró de regreso, y bajaron juntos. Continuó Garcia hasta España y se quedó Gaboto en dicho Santispiritus esperando resultas de sus emisarios en la corte. Esta segun vimos en el núm. 9 estaba muy decidida á favor de Gaboto; pero no pudiendo el erario aprontar lo pedido por él, adelantaban poco sus agentes. Esta tardanza tenia impaciente á Gaboto, ignorando que lo podria pensarse de él hasta que finalmente recogió todo lo que tenia en san Juan abandonándolo, y dejando en Santispiritus ciento diez soldados al mando de Nuño de Lara, con su alferez Mendo Rodriguez de Oviedo y el sargento mayor Rui Perez de Vargas, se embarcó y llegó á España el año de 1530. Lopez de Gomera, cap. 89 dice que se retiró sin hacer cosa buena; pero por lo visto se conoce que hizo bastante.
14. Dicho Nuño de Lara conservó la paz con los indios caracarás y timbús, hasta que en el año de 1532, la turbó el caso siguiente. Se enamoró Mangoré cacique de los timbús, de Lucia Miranda muger legitima del soldado Sebastian Hurtado ambos naturales de Ecija, quiso satisfacerse á fuerza aprovechando la ocasion de haber salido del fuerte en el bergantin el capitan Rui Garcia Mosquera con cuarenta españoles á buscar víveres por aquellas islas y riberas. Juntó Mangoré á su gente, y la ocultó en unos sauces que aun se ven á un tiro de ballesta de Santispiritus y acercándose de noche con diez ó doce indios, llamó á la puerta diciendo traia que comer. La guardia, que le conocia viendo que venian pocos, les abrió, pero Mangoré y los suyos se opusieron á que se cerrase, y acudiendo de repente los de los sauces, se introdujeron y mataron á todos los españoles menos á dicha Lucia no sin pérdida suya; porque Nuño de Lara y algunos que pudieron empuñar sus armas, mataron á Mangoré y á otros muchos indios. No tardó mucho en regresar el bergantin, y viendo los cadáveres, lloraron lo que es de figurarse; pero Sebastian que no encontró el de su muger, como loco salió al campo á buscarla. En efecto la encontró entre los indios, que le habrian muerto á no mediar las lágrimas de Lucia, de quien se habia ya apropiado Siripio, hermano de Mangoré, y no omitia diligencia para interesarla en sus deseos. Asi pasaron algunos dias hasta que cansado ó celoso Siripio, la hizo quemar viva, presente Sebastian atado á un árbol y muerto enseguida á flechazos. El sitio del fuerte y las cercanias llevan aun el nombre de Rincon de Gaboto; y Domingo Rios, que las ha heredado de sus antepasados, me hizo la relacion de este suceso segun lo he escrito, diciendo haberle oido contar muchas veces á su madre, que murió muy vieja. El mismo me mostró el sitio preciso donde murió Lucia con su esposo, en el bosque del Bragado á la orilla del riacho de Coronda como una legua al Norte de la capilla de este nombre. Rui Diaz lib. 1, cap. 7, cuenta de otro modo este suceso, y supone se salvaron cinco mugeres y cuatro ó cinco muchachos.
15. Rui Garcia Mosquera y sus compañeros del bergantin, enterraron los muertos y navegaron hasta salir á la mar; pero como la embarcacion no era propia para llevarlos á España, costearon de muy cerca el Brasil, hasta que tomaron tierra en la bahia de Igüá distante veinte y cuatro leguas de san Vicente, Alli se fijaron y vivieron en buena correspondencia con los indios comarcanos y con los portugueses, hasta que en 1534 dieron acogida á Duarte Perez, bachiller portugués, desterrado por su corte á san Vicente con toda su familia. Este apoyado de los españoles, hablaba mal de su rey y ministros, y picados sus compatriotas de san Vicente, le reclamaron con la alternativa de entregarlo jurando todos vasallaje á Portugal, ó desamparar el sitio en el término de treinta dias. Los españoles contestaron negándose á todo, y quedó la guerra declarada. Justamente en esta ocasion llegó un navio francés corsario que fondeó fuera de la vista del pueblo español; pero observando que en el bote salian algunos marineros á examinar la tierra, los sorprendieron los españoles y entrada la noche, se acercaron al corsario fingiendo ser los que salieron en el bote que volvian con canoas cargadas de víveres, logrando abordar y tomar la embarcacion á costa de algunas cuchilladas. Asi se proveyeron de armas y municiones y de algunos cañoncitos que colocaron en tierra oportunamente, por si llegaban los portugueses. En efecto llegaron dos compañias de ochenta hombres cada una con muchos guaranís auxiliares; pero encontraron tan inopinada resistencia, que con gran desórden se retiraron dejando bastantes muertos y prisioneros, entre estos el comandante Pedro Goes. Los españoles siguieron al alcance hasta entrar y saquear á san Vicente, retirándose con algunos portugueses que eran sus amigos secretos, y luego todos juntos se dieron á la vela y fueron á establecerse en la isla de santa Catalina.
16. Poco despues de haber abandonado á Santispiritus, llegaron á él de regreso aquel César y sus compañeros despachados por Gaboto á reconocer los paises interiores; y viéndolo desierto, volvieron á internarse segun Rui Diaz libro 1, cap. 9, sin contratiempo y atravesando larguísimas regiones por entre variedad de naciones de indios, cortaron la gran cordillera, y llegaron á hablar al soberano del Perú; y no sabiendo que hacer de vuelta en Santispiritus, retrocedieron, y al fin se juntaron con las tropas de Pizarro. Llamaron á este viaje la conquista de los Césares, y quizás de aqui tomó principio la fábula de los Césares, que aun creen muchos en Chile.
17. Instaba entre tanto Gaboto á la corte para que se le aprontasen los ausilios que tenia pedidos como necesarios á la continuacion de sus descubrimientos; pero el Erario exausto del rey, nada le podia facilitar. En estas circunstancias incitado de las ponderaciones de Gaboto, se le metió en la cabeza á don Pedro de Mendoza gentil hombre de cámara de S. M. y mayorazgo rico de Guadix, hacer al rey una propuesta ofreciendo terminar dichos descubrimientos bajo las siguientes condiciones. 1ª Que se le señalasen dos mil ducados de sueldo pagaderos del producto de la conquista, y de no producirlos, el Erario no se obligaba á pagar nada á título de sueldos, indemnizacion ni otro alguno. 2ª Que se le diese título, honores y facultades de Adelantado del rio de la Plata. 3ª Que su jurisdiccion principiase al Norte de la isla de santa Catalina, siguiendo la costa del mar, dando vuelta al cabo de Hornos y doscientas leguas mas en el mar pacífico, hasta encontrar con el gobierno de Diego Almagro en Chile. 4ª Que se obligaba á construir desde luego tres fortalezas para defender el pais; á abrir comunicaciones con el Perú, á conducir por su cuenta armas, municiones víveres y soldados, cien caballos y yeguas, ocho frailes, médico cirujano y botica. Y 5ª que se le diese para sí y sus herederos la tenencia de alcaide de una de las fortalezas á su eleccion, y la vara de alguacil mayor en el pueblo de su residencia. Aprobó el rey esta propuesta el 21 de mayo de 1524, con condicion de permanecer tres años en la conquista, pasado los cuales podria volver á España, dejando en su lugar persona que fiscalizase la conquista.
18. Para administrar la real hacienda, nombró el rey al factor Carlos de Guevara, al contador Juan de Cáceres natural de Madrid, al veedor Garcia Venegas hijo de Córdoba, y al tesorero Gutiérrez Laso de la Vega, sobrino del obispo de Plasencia, de donde era hijo. Nombró tambien alcaide de la primera fortaleza á Nuño de Silva, y por regidores de las primeras poblaciones á Luis Valenzuela, Bernabé Segovia, Luis Gallego, Juan santa Cruz, Francisco Lopez del Rincon, Luis Hoces, Juan Oviedo, Hernando de Molina, Martin Ruiz, Gaspar Quevedo, Hernando de Castro, Juan Cienfuegos vecino de Cuellar, Antonio de Monte Herrera, Alvaro Almada, Luis Martinez, Diego Armayo Alonso Hurtado, Rodrigo Villalobos, Antonio Ayala, Juan del Junco, Antonio Castillo, Pedro Ventura, Tomas Castro, Tomas Armenteros, Martin Heredia, Juan de Segovia, Luis Asturias, Juan de Orné y Juan Orduña. Se nombró almirante á don Diego hermano del adelantado, alguacil mayor á Juan de Ayolas vizcaino favorito del adelantado y su mayordomo, y sargento mayor á Luis de Rojas y Sandoval. Los demas capitanes y oficiales eran: Juan Osorio natural de Avila, Juan Salazar de Espinosa, hijo de la villa de Pomar; Francisco Ruiz Galan de Leon, Domingo Martinez de Irala, de Vergara, Gonzalo de Mendoza de Baeza, Jorge Laxan, Diego Avalos, don Francisco de Mendoza hijo del conde de Castro Jerez, gentil hombre de S.M. y mayordomo del rey de romanos; Diego Barba de Leon, Sanjuanista, Hernando de los Rios, Andres Hernandez el Romo, los dos de Córdoba; Perafán de Rivera, Hernando de Rivera, Juan Manrique, Diego Abreu, Pedro Ramiro de Guzman, los cinco sevillanos Felipe de Cáceres hermano del contador, Juan Carbajal sobrino del obispo de Plasencia; Juan Ortega, Luis Hernandez de Zúñiga, los dos montañeses; Francisco Avalos Piscina, de Pamplona; Hernando Arias, de Mantilla; Gonzalo Aguilar y el capitan Medrano, de Granada; Hernando Luis de la Cerda, Sancho del Campo pariente del adelantado, Agustín Ocampos los tres de Almodovar; Diego Lujan, don Juan Ponce de Leon, hermano del duque de Arcos, los dos de Osuna; Juan Romero, Francisco Hernandez de Córdova, los dos del marquesado de Priego; Antonio de Mendoza, Bartolomé Bracamonte, los dos salamanquinos; los hermanos Pedro y Diego de Estopiñan, el capitan Figueroa Alonso Suarez de Ayala, Juan de la Vera, los cinco de Jerez de la Frontera; Jaime Resquin, valenciano; Carlos Dubrin hermano de leche del emperador Carlos V, Simon Yaques de Ramon, los dos flamencos; Bernardo Centurion, genovés, Quadralvo de las galeras del príncipe Doria; Pedro Benavides sobrino del adelantado, y Luis Pérez de Cepeda hermano de santa Teresa de Jesus. Estas gentes fueron sin duda las mas distinguidas é ilustres entre los conquistadores de indias.
19. Aunque Rui Diaz lib. 1, cap. 10, y Lopez de Gomera cap. 89 hacen salir á esta armada el año de 1535, yo creo mas bien por venir en ello Schimidels y Lozano que dicen salió el 24 de agosto de 1534 de Sevilla y el 1 de setiembre de san Lucar. Se componia de catorce embarcaciones con setenta y dos caballos y yeguas, dos mil quinientos españoles y ciento cincuenta alemanes, sajones y flamencos. Entre ellos el soldado raso Ulderico Schimidels natural de Stranmbinga en Baviera, el cual vuelto á su patria despues de veinte años escribió la historia del descubrimiento del rio de la Plata como testigo presencial. No tardaron en sufrir un temporal que hizo arribar unas embarcaciones á la isla Gomera, otras con el adelantado á la de Tenerife, y tres á la de la Palma, estando cuatro semanas en reunirse y separarse. Luego en diez dias fondearon en la isla de Santiago del cabo Verde, deteniéndose cinco. Despues navegaron dos meses sin ver mas tierra que la isla de la Ascension, poblada solo de pájaros, donde estuvieron tres dias, y saliendo de alli separó á la armada una tormenta, dirigiéndose el almirante y otros al rio de la Plata, y los demas al rio Janeiro. En este puerto, hallándose débil y enfermo el adelantado, nombró por su maestre de campo, para que mandase, á Juan de Osorío, lo que escitó tanto los celos de los demas oficiales, que estos llenaron de chismes la cabeza del adelantado. De modo que irritado este, mandó á cuatro capitanes Juan de Ayolas, Juan de Salazar, Jorge Lujan y Lázaro Medrano que matasen á Osorio. Este se paseaba por la playa con Cárlos de Guevara, cuando Ayolas y sus compañeros le arrestaron y condugeron adonde estaba rodeado de mucha tropa el adelantado, á quien dijo Ayolas que se habia adelantado; ya está arrestado, disponga vd. lo que se ha de hacer. Entonces lleno de enojo dijo el adelantado: cumplan lo que he mandado, y volviendo Ayolas á encontrar á Osorio, le cosió á puñaladas ayudado de sus tres compañeros. Luego fue espuesto el cadáver en la playa sobre un repostero con un papel que decia: por traidor y alevoso; y el adelantado publicó un bando con pena de muerte al que tomase la demanda ó defensa del difunto, cuya arrogancia y soberbia decia habian hecho necesaria su muerte. Mas nada bastó para que no se sintiese y murmurase mucho este asesinato, porque Osorio pasaba por íntegro, soldado fuerte, hábil, oficioso, liberal y apacible con los soldados y compañeros: llegó á tanto el descontento, que algunos comenzaron á desertar, prefiriendo el quedarse en aquellas costas, á servir bajo un gefe tan violento, el cual luego que advirtió esto, se dió priesa dando á la vela á los catorce dias de su arribo, y llegó principiado el año de 1535 á la isla de San Gabriel donde le esperaba su hermano.
20. Inmediatamente ordenó el adelantado que la gente desembarcase en la costa donde está hoy la colonia, y lo hicieron sin dificultad, no habiéndose presentado los indios charrúas á oponerse ni á parlamentar. Tambien mandó reconocer la misma costa y la opuesta; y finalmente se determinó á fundar en la costa austral á donde hizo pasar toda la espedicion. En ella construyó un fuertecillo con tapias sobre la misma barranca en los 34º 36’ 28" de latitud y 60º 46’ 26" de longitud con el nombre de Puerto de Santa Maria de Buenos-Aires. La primera parte del nombre alude á haberse fundado el 2 de febrero ó cerca de él, del año de 1535, y la segunda á haber dicho, tomando el primero tierra Sancho del Campo: que buenos aires son estos. Entre tanto se introdujeron las embarcaciones en el riachuelo para estar mas seguras y no muy distantes. La ciudad de Lima se fundó al mismo tiempo.
21. Los indios guaranís y los querandis que eran los mas cercanos, supieron el arribo de los españoles, se les presentaron pacíficos y les vendieron víveres hasta que conociendo su proyecto de fijarse, se alejaron. Viendo esto envió el adelantado al alcalde Juan Pabon ó Juan Bomban con algunos soldados á persuadirles que continuasen su amistad y comercio. Habiendo encontrado á cuatro leguas á los indios, estos los acometieron y persiguieron hasta la nueva ciudad, cuyas obras intentaron arruinar é impedir con repetidos asaltos, hasta que al fin fueron rechazados. Para castigar este atentado, despachó el adelantado á su hermano con 300 infantes y doce de á caballo, entre los cuales se cuenta á sí mismo Schimidels. Los oficiales principales eran ademas del gefe, Perafan de Rivera, Francisco Ruiz Galan, Bartolomé Bracamonte, Juan Manrique, Pedro Ramiro de Guzman, Sancho del Campo, Dievo Lujan y Pedro Benavides. Llevaban ademas la órden de hacer otra fortaleza donde les pareciese oportuno. Caminó esta tropa dos jornadas y descubrió la parte opuesta de una cañada, que creo sea la de Escobar, por donde desagua una laguna ó estero, á una multitud de indios guaranís y querandis ó pampas, que aparentaban querer acometer. Mandó el gefe atacarlos pasando la cañada que era muy fangosa, y viendo las indios cuan embarazados estaban los españoles en el cieno, los embistieron en media luna, arrojándoles muchas flechas, dardos y bolas, logrando matar al comandante don Diego de Mendoza, á Bartolomé Bracamonte á Perafan de Rivera con su alferez Marmolejo, á Juan Manrique, á Pedro Ramiro de Guzman y á Pedro Benavides. Tambien pereció Diego Lujan y otros, cuyos huesos se encontraron despues en la orilla de un rio, á quien por esto llamaron y llaman rio de Lujan. Ademas de los citados oficiales, murieron como veinte soldados, habiendo ocasionado la de tantos oficiales el haber los indios con sus bolas hecho caer á los caballos enredándoles las piernas. Los indios perdieron mucha gente, y fueron perseguidos hasta su tolderia ó pueblo que saquearon los españoles, sin encontrar sino algun pescado y pieles de quiyá; pues aunque Schimidels dice que tambien harina y manteca son cosas estas que no producia el pais. Tres dias estuvieron alli registrando el campo y eligieron el sitio en frente de la capilla del Pilar llamado hoy los Cerrillos, para construir un fuerte, dejando para esto cien hombres que en efecto le construyeron de tapias con su foso cuyas ruinas he visto. La gente restante volvió á Buenos Aires. Rui Diaz lib. 1, cap. 11, cuenta la batalla como él se la figuró, haciendo morir en ella á todos los españoles menos á, ochenta, y sin dejar á ninguno en el nuevo fuerte. Pero yo sigo al testigo Schimidels sin añadir sino la construccion del fuerte por que lo he visto, y porque la tradicion dice ser de aquel tiempo.
22. La tristeza por lo sucedido, no detenia el circundar de tapias á Buenos Aires; pero como hechas de priesa y el clima propende á la humedad, se desmoronaban fácilmente, aunque eran gruesas tres pies y altas una lanza. Estando en esto, una noche se encontró muerto en la cama con cuatro ó cinco puñaladas al capitan Lázaro Medrano, confidente del adelantado, quien por sospechas arrestó á algunos amigos y parientes del difunto Osorio; mas nada pudo averiguar. Se puso muy triste y caviloso, aumentando su melancolia una epidemia de que morian muchos y la escasez de víveres que se comenzaba á esperimentar. Para obtenerlos despachó una embarcacion con Jorge Lujan á las islas inferiores del Paraná, otra con Gonzalo de Mendoza á la costa del Brasil, y otras dos y una barca con Juan de Ayolas á descubrir rio arriba y fundar en sitio oportuno el tercer fuerte que le ordenaba su contrata con el Rey. Schimidels que marchó con Lujan, ignoró la salida de las otras embarcaciones, ó se olvidó de escribirla.
23. Estaba el adelantado melancólico, medroso y resuelto á irse á España, esperando solamente el regreso de Ayolas, pero para disimular, esparció la voz de que quería ir al Brasil en busca de víveres y ausilios, y sin perder instante, aprontaba lo preciso para escaparse. Mientras tanto regresó Lujan con la gente enferma y sin víveres; porque los guaranís de san Isidro, las Conchas é islas inferiores del Paraná, habian abandonado sus pueblos sin dejar nada, temerosos de que Lujan fuese á castigarlos por haberse hallado juntamente con los pampas ó querandis en la batalla última, y por que tenian ya resuelto volver á atacar á Buenos Aires. En efecto la misma confederacion de indios, reforzados cuanto pudieron, embistieron el 24 de junio de 1535 á Buenos-Aires y á los navios del riachuelo á un tiempo, arrojando mechones de paja encendidos y atados á las bolas y flechas, logrando quemar algunas embarcaciones, y casi todas las casas de la ciudad que estaban cubiertas de paja. Mas al fin fueron repelidos con mucha pérdida, siendo la de los españoles treinta hombres con un alferez. Schimidels capítulo 12 pone á los timbus y charrúas en esta batalla, y no hubo tal, porque los primeros estaban en paz con Ayolas entonces y los charrúas no tenian canoas ni podian comunicar con los querandis. Dice tambien que la casa del adelantado era de piedra, cuando alli no hay ninguna.
24. Afligido el adelantado con tantos trabajos, y de ver que aumentaban las enfermedades y la escasez de víveres, resolvió escaparse sin esperar á Ayolas; pero habiendo llegado este, la noche antes de marcharse, haciendo salvas y diciendo haber edificado en tierra de los timbus un presidio llamado Puerto de Corpus Cristi por haber llegado á él este dia del año 1535 añadiendo la bella índole de los timbus que le vendieron muchos comestibles y le ayudaron á edificar el presidio en que habia dejado cien soldados á la órden de Francisco Albarado, mudó de parecer y determinó pasar á dicho presidio que estaba cinco leguas bajo de Coronda en la misma costa, y mas arriba de Santispiritus. Tales fueron las esperanzas que concibió con estas noticias de Ayolas, que mudó el nombre al puerto llamándole Puerto de Buena Esperanza. Nombró por su segundo á Juan de Ayolas, y por comandante de Buenos Aires á Francisco Ruiz Galan, y se hizo á la vela en cuatro bergantines y otros buques menores que habia hecho construir, llevándose mas de la mitad de la gente, de la cual murieron cincuenta en los dos meses que tardaron en llegar á Buena Esperanza, porque muchos iban enfermos. Tambien los hallaron en el presidio donde habian ya fallecido algunos de la epidemia y miserias y otros pensaban en desertar para vivir entre los indios incitados de Gonzalo Romero desertor de Gaboto, segun dice el san Lozano lib. 1, cap. 4.
25. Como el artículo cuarto de su contrata le obligaba á buscar comunicacion con el Perú despachó á dos soldados voluntarios por tierra en solicitud del camino; pero no volvieron, aunque se dijo habian llegado á su destino, y despues á España. Tambien alistó embarcaciones y tres ó cuatrocientos hombres al mando de Juan Ayolas para que buscasen la misma comunicacion con el Perú por el rio arriba. En esto se pasaron cuatro meses, y no cuatro años, segun dice Schimidels cap. 14, y salió Ayolas el año de 1536 con órden de volver á los cuatro meses; pero como no regresaba pasado mas del doble dicho término, se fue el adelantado triste y cuasi baldado de manos y pies á Buenos Aires. Alli creció su melancolía viendo la mucha gente que habia perecido de epidemias, y no de hambre, como con estremada ponderacion cuentan Schimidels, Rui Diaz, Barrio y Lozano; pues la caza era tan abundante, que bastaria para alimentarlos á todos y el pescado lo mismo. El propio deseo de exagerar el hambre, y de acriminar injustamente la dureza increible del comandante Ruiz Galan, hizo inventar á Rui Diaz, lib. 1, cap. 12 y 13, y al criminal Lozano un cuento que no merece refutarse por ser ridículo por contradicciones y suposiciones falsas.
26. Despues que el adelantado llegó á Buenos Aires arribó del Brasil Gonzalo de Mendoza con víveres y con dos embarcaciones mas que se le habian agregado en que venian Rui Garcia Mosquera y los que se habian fijado en santa Catalina; todos bien armados y surtidos de criados tomados entre los guaranís del Brasil. Mucho celebró el adelantado este refuerzo, y poco despues despachó á Juan de Salazar y al mismo Gonzalo de Mendoza en dos bergantines con ciento cincuenta hombres en busca de Ayolas. Apenas habian salido viéndose el adelantado absolutamente tullido é inútil para todo, alistó las dos embarcaciones que quiso le llevasen á España.
27. Mientras disponia este negocio, recomendó á, Ruiz Galan la justa economia de los víveres confirmándole en el mando de Buenos Aires, para sucederle en el empleo de adelantado á Juan de Ayolas. Dispuso tambien que este nombramiento se despachase á Ayolas rio arriba, llevándole al mismo tiempo una instruccion, que segun Lozano lib. 2, cap. 4, decia en sustancia: 1º Que dejando las embarcaciones en paraje donde pudiesen encontrarlas los auxilios que pensaba enviarle de España, descubriese por tierra las riquezas del Perú. 2º Que prefiriese á los que le habian sido fieles, sin exasperar á los demas. 3º Que fuese moderado justo y prudente: 4º Que aunque por bullicioso se llevaba á Juan Cáceres, que tratase bien á su hermano que quedaba con el empleo de contador: 5º Que no consintiese que los conquistadores del Perú le usurpasen parte alguna de su gobierno, sosteniéndose con la fuerza, y á no poder mas con protestas sin permitir que sus soldados se fuesen á unir con ellos: 6º que cediese á Diego Almagro, si lo queria, el gobierno del rio de la Plata por ciento ó ciento cincuenta mil ducados cuya décima parte seria para él; pero que si en sus descubrimientos hacia alguna presa considerable, se acordase que su adelantado habia consumido su mayorazgo y sufrido grandes trabajos: 7º que conservaria toda la vida el gobierno si cumplia bien y se acordaba de quien se lo daba. Y 8º que le despachase á Francisco Ruiz Galan con el oro y plata que en su descubrimiento hubiese adquirido á informarle de todo.
c) Espedicion á cargo de algunos comerciantes, mediante contrata con el gobierno: otra por cuenta de este, y fundacion del Puerto de santa Maria de Buenos Aires.
12. Mientras los españoles particulares no se determinaban á seguir las pisadas del desgraciado Solís, no dejaba la corte el negocio de la mano, incitándolos, hasta que logró que los comerciantes Hernando Andrada, Cristóbal de Haro, Rui Bastante y Alonso Salamanca entraran en la especie bajo de una capitulacion, aunque ignoro la que fue; pero es de presumir tendria dos polos bien distintos: el rey miraria á descubrir paises para ensanchar sus dominios, y el de los comerciantes al aumento de sus ganancias. Estos en consecuencia equiparon una embarcacion de cien toneladas, un patache de veinte y cinco, y un bergantincillo en piezas para armarle donde conviniese. Se dió el mando al piloto Diego Garcia, hijo de Moguer, y por segundo y socio á Rodrigo de Area. Listo todo salió de Finisterre el 15 de enero de 1526, tocó en Canarias saliendo el 1 de setiembre para el cabo Verde, continuando hasta el cabo de san Agustin. Luego costeó el Brasil y el 15 de enero de 1527, fondeó en san Vicente que era un pueblo portugues fundado por Martin Alfonso de Sousa el año de 1506. Alli tomó víveres é hizo el comercio, que era su objeto predilecto, compró un bergantin y fletó su mayor embarcacion para conducir negros á Europa á un bachiller, ofreciendo enviársele desde el rio de Solis. De alli fue costeando el Brasil y comerciando en todas partes hasta que entró en dicho rio de Solís ó de la Plata y fondeó en San Juan, de donde al momento despachó su mayor embarcacion con el citado bachiller que se habia embarcado é iba con él. Lozano lib. 2, cap. 2, hace salir á Garcia de san Vicente á fines de setiembre para hacer posible que en el puerto de los Patos se encontrase con Gaboto; pero los comercios y flema en todo de Garcia, y la actividad de Gaboto, que salió de santa Catalina el 15 de febrero, hacen increibles la salida tan repentina de aquel de san Vicente, y el encuentro de ambos en el puerto de los Patos.
13. Armó Garcia en san Juan su bergantin y siguió las aguas de Gaboto hasta Santispiritus, y despues hasta que le encontró de regreso, y bajaron juntos. Continuó Garcia hasta España y se quedó Gaboto en dicho Santispiritus esperando resultas de sus emisarios en la corte. Esta segun vimos en el núm. 9 estaba muy decidida á favor de Gaboto; pero no pudiendo el erario aprontar lo pedido por él, adelantaban poco sus agentes. Esta tardanza tenia impaciente á Gaboto, ignorando que lo podria pensarse de él hasta que finalmente recogió todo lo que tenia en san Juan abandonándolo, y dejando en Santispiritus ciento diez soldados al mando de Nuño de Lara, con su alferez Mendo Rodriguez de Oviedo y el sargento mayor Rui Perez de Vargas, se embarcó y llegó á España el año de 1530. Lopez de Gomera, cap. 89 dice que se retiró sin hacer cosa buena; pero por lo visto se conoce que hizo bastante.
14. Dicho Nuño de Lara conservó la paz con los indios caracarás y timbús, hasta que en el año de 1532, la turbó el caso siguiente. Se enamoró Mangoré cacique de los timbús, de Lucia Miranda muger legitima del soldado Sebastian Hurtado ambos naturales de Ecija, quiso satisfacerse á fuerza aprovechando la ocasion de haber salido del fuerte en el bergantin el capitan Rui Garcia Mosquera con cuarenta españoles á buscar víveres por aquellas islas y riberas. Juntó Mangoré á su gente, y la ocultó en unos sauces que aun se ven á un tiro de ballesta de Santispiritus y acercándose de noche con diez ó doce indios, llamó á la puerta diciendo traia que comer. La guardia, que le conocia viendo que venian pocos, les abrió, pero Mangoré y los suyos se opusieron á que se cerrase, y acudiendo de repente los de los sauces, se introdujeron y mataron á todos los españoles menos á dicha Lucia no sin pérdida suya; porque Nuño de Lara y algunos que pudieron empuñar sus armas, mataron á Mangoré y á otros muchos indios. No tardó mucho en regresar el bergantin, y viendo los cadáveres, lloraron lo que es de figurarse; pero Sebastian que no encontró el de su muger, como loco salió al campo á buscarla. En efecto la encontró entre los indios, que le habrian muerto á no mediar las lágrimas de Lucia, de quien se habia ya apropiado Siripio, hermano de Mangoré, y no omitia diligencia para interesarla en sus deseos. Asi pasaron algunos dias hasta que cansado ó celoso Siripio, la hizo quemar viva, presente Sebastian atado á un árbol y muerto enseguida á flechazos. El sitio del fuerte y las cercanias llevan aun el nombre de Rincon de Gaboto; y Domingo Rios, que las ha heredado de sus antepasados, me hizo la relacion de este suceso segun lo he escrito, diciendo haberle oido contar muchas veces á su madre, que murió muy vieja. El mismo me mostró el sitio preciso donde murió Lucia con su esposo, en el bosque del Bragado á la orilla del riacho de Coronda como una legua al Norte de la capilla de este nombre. Rui Diaz lib. 1, cap. 7, cuenta de otro modo este suceso, y supone se salvaron cinco mugeres y cuatro ó cinco muchachos.
15. Rui Garcia Mosquera y sus compañeros del bergantin, enterraron los muertos y navegaron hasta salir á la mar; pero como la embarcacion no era propia para llevarlos á España, costearon de muy cerca el Brasil, hasta que tomaron tierra en la bahia de Igüá distante veinte y cuatro leguas de san Vicente, Alli se fijaron y vivieron en buena correspondencia con los indios comarcanos y con los portugueses, hasta que en 1534 dieron acogida á Duarte Perez, bachiller portugués, desterrado por su corte á san Vicente con toda su familia. Este apoyado de los españoles, hablaba mal de su rey y ministros, y picados sus compatriotas de san Vicente, le reclamaron con la alternativa de entregarlo jurando todos vasallaje á Portugal, ó desamparar el sitio en el término de treinta dias. Los españoles contestaron negándose á todo, y quedó la guerra declarada. Justamente en esta ocasion llegó un navio francés corsario que fondeó fuera de la vista del pueblo español; pero observando que en el bote salian algunos marineros á examinar la tierra, los sorprendieron los españoles y entrada la noche, se acercaron al corsario fingiendo ser los que salieron en el bote que volvian con canoas cargadas de víveres, logrando abordar y tomar la embarcacion á costa de algunas cuchilladas. Asi se proveyeron de armas y municiones y de algunos cañoncitos que colocaron en tierra oportunamente, por si llegaban los portugueses. En efecto llegaron dos compañias de ochenta hombres cada una con muchos guaranís auxiliares; pero encontraron tan inopinada resistencia, que con gran desórden se retiraron dejando bastantes muertos y prisioneros, entre estos el comandante Pedro Goes. Los españoles siguieron al alcance hasta entrar y saquear á san Vicente, retirándose con algunos portugueses que eran sus amigos secretos, y luego todos juntos se dieron á la vela y fueron á establecerse en la isla de santa Catalina.
16. Poco despues de haber abandonado á Santispiritus, llegaron á él de regreso aquel César y sus compañeros despachados por Gaboto á reconocer los paises interiores; y viéndolo desierto, volvieron á internarse segun Rui Diaz libro 1, cap. 9, sin contratiempo y atravesando larguísimas regiones por entre variedad de naciones de indios, cortaron la gran cordillera, y llegaron á hablar al soberano del Perú; y no sabiendo que hacer de vuelta en Santispiritus, retrocedieron, y al fin se juntaron con las tropas de Pizarro. Llamaron á este viaje la conquista de los Césares, y quizás de aqui tomó principio la fábula de los Césares, que aun creen muchos en Chile.
17. Instaba entre tanto Gaboto á la corte para que se le aprontasen los ausilios que tenia pedidos como necesarios á la continuacion de sus descubrimientos; pero el Erario exausto del rey, nada le podia facilitar. En estas circunstancias incitado de las ponderaciones de Gaboto, se le metió en la cabeza á don Pedro de Mendoza gentil hombre de cámara de S. M. y mayorazgo rico de Guadix, hacer al rey una propuesta ofreciendo terminar dichos descubrimientos bajo las siguientes condiciones. 1ª Que se le señalasen dos mil ducados de sueldo pagaderos del producto de la conquista, y de no producirlos, el Erario no se obligaba á pagar nada á título de sueldos, indemnizacion ni otro alguno. 2ª Que se le diese título, honores y facultades de Adelantado del rio de la Plata. 3ª Que su jurisdiccion principiase al Norte de la isla de santa Catalina, siguiendo la costa del mar, dando vuelta al cabo de Hornos y doscientas leguas mas en el mar pacífico, hasta encontrar con el gobierno de Diego Almagro en Chile. 4ª Que se obligaba á construir desde luego tres fortalezas para defender el pais; á abrir comunicaciones con el Perú, á conducir por su cuenta armas, municiones víveres y soldados, cien caballos y yeguas, ocho frailes, médico cirujano y botica. Y 5ª que se le diese para sí y sus herederos la tenencia de alcaide de una de las fortalezas á su eleccion, y la vara de alguacil mayor en el pueblo de su residencia. Aprobó el rey esta propuesta el 21 de mayo de 1524, con condicion de permanecer tres años en la conquista, pasado los cuales podria volver á España, dejando en su lugar persona que fiscalizase la conquista.
18. Para administrar la real hacienda, nombró el rey al factor Carlos de Guevara, al contador Juan de Cáceres natural de Madrid, al veedor Garcia Venegas hijo de Córdoba, y al tesorero Gutiérrez Laso de la Vega, sobrino del obispo de Plasencia, de donde era hijo. Nombró tambien alcaide de la primera fortaleza á Nuño de Silva, y por regidores de las primeras poblaciones á Luis Valenzuela, Bernabé Segovia, Luis Gallego, Juan santa Cruz, Francisco Lopez del Rincon, Luis Hoces, Juan Oviedo, Hernando de Molina, Martin Ruiz, Gaspar Quevedo, Hernando de Castro, Juan Cienfuegos vecino de Cuellar, Antonio de Monte Herrera, Alvaro Almada, Luis Martinez, Diego Armayo Alonso Hurtado, Rodrigo Villalobos, Antonio Ayala, Juan del Junco, Antonio Castillo, Pedro Ventura, Tomas Castro, Tomas Armenteros, Martin Heredia, Juan de Segovia, Luis Asturias, Juan de Orné y Juan Orduña. Se nombró almirante á don Diego hermano del adelantado, alguacil mayor á Juan de Ayolas vizcaino favorito del adelantado y su mayordomo, y sargento mayor á Luis de Rojas y Sandoval. Los demas capitanes y oficiales eran: Juan Osorio natural de Avila, Juan Salazar de Espinosa, hijo de la villa de Pomar; Francisco Ruiz Galan de Leon, Domingo Martinez de Irala, de Vergara, Gonzalo de Mendoza de Baeza, Jorge Laxan, Diego Avalos, don Francisco de Mendoza hijo del conde de Castro Jerez, gentil hombre de S.M. y mayordomo del rey de romanos; Diego Barba de Leon, Sanjuanista, Hernando de los Rios, Andres Hernandez el Romo, los dos de Córdoba; Perafán de Rivera, Hernando de Rivera, Juan Manrique, Diego Abreu, Pedro Ramiro de Guzman, los cinco sevillanos Felipe de Cáceres hermano del contador, Juan Carbajal sobrino del obispo de Plasencia; Juan Ortega, Luis Hernandez de Zúñiga, los dos montañeses; Francisco Avalos Piscina, de Pamplona; Hernando Arias, de Mantilla; Gonzalo Aguilar y el capitan Medrano, de Granada; Hernando Luis de la Cerda, Sancho del Campo pariente del adelantado, Agustín Ocampos los tres de Almodovar; Diego Lujan, don Juan Ponce de Leon, hermano del duque de Arcos, los dos de Osuna; Juan Romero, Francisco Hernandez de Córdova, los dos del marquesado de Priego; Antonio de Mendoza, Bartolomé Bracamonte, los dos salamanquinos; los hermanos Pedro y Diego de Estopiñan, el capitan Figueroa Alonso Suarez de Ayala, Juan de la Vera, los cinco de Jerez de la Frontera; Jaime Resquin, valenciano; Carlos Dubrin hermano de leche del emperador Carlos V, Simon Yaques de Ramon, los dos flamencos; Bernardo Centurion, genovés, Quadralvo de las galeras del príncipe Doria; Pedro Benavides sobrino del adelantado, y Luis Pérez de Cepeda hermano de santa Teresa de Jesus. Estas gentes fueron sin duda las mas distinguidas é ilustres entre los conquistadores de indias.
19. Aunque Rui Diaz lib. 1, cap. 10, y Lopez de Gomera cap. 89 hacen salir á esta armada el año de 1535, yo creo mas bien por venir en ello Schimidels y Lozano que dicen salió el 24 de agosto de 1534 de Sevilla y el 1 de setiembre de san Lucar. Se componia de catorce embarcaciones con setenta y dos caballos y yeguas, dos mil quinientos españoles y ciento cincuenta alemanes, sajones y flamencos. Entre ellos el soldado raso Ulderico Schimidels natural de Stranmbinga en Baviera, el cual vuelto á su patria despues de veinte años escribió la historia del descubrimiento del rio de la Plata como testigo presencial. No tardaron en sufrir un temporal que hizo arribar unas embarcaciones á la isla Gomera, otras con el adelantado á la de Tenerife, y tres á la de la Palma, estando cuatro semanas en reunirse y separarse. Luego en diez dias fondearon en la isla de Santiago del cabo Verde, deteniéndose cinco. Despues navegaron dos meses sin ver mas tierra que la isla de la Ascension, poblada solo de pájaros, donde estuvieron tres dias, y saliendo de alli separó á la armada una tormenta, dirigiéndose el almirante y otros al rio de la Plata, y los demas al rio Janeiro. En este puerto, hallándose débil y enfermo el adelantado, nombró por su maestre de campo, para que mandase, á Juan de Osorío, lo que escitó tanto los celos de los demas oficiales, que estos llenaron de chismes la cabeza del adelantado. De modo que irritado este, mandó á cuatro capitanes Juan de Ayolas, Juan de Salazar, Jorge Lujan y Lázaro Medrano que matasen á Osorio. Este se paseaba por la playa con Cárlos de Guevara, cuando Ayolas y sus compañeros le arrestaron y condugeron adonde estaba rodeado de mucha tropa el adelantado, á quien dijo Ayolas que se habia adelantado; ya está arrestado, disponga vd. lo que se ha de hacer. Entonces lleno de enojo dijo el adelantado: cumplan lo que he mandado, y volviendo Ayolas á encontrar á Osorio, le cosió á puñaladas ayudado de sus tres compañeros. Luego fue espuesto el cadáver en la playa sobre un repostero con un papel que decia: por traidor y alevoso; y el adelantado publicó un bando con pena de muerte al que tomase la demanda ó defensa del difunto, cuya arrogancia y soberbia decia habian hecho necesaria su muerte. Mas nada bastó para que no se sintiese y murmurase mucho este asesinato, porque Osorio pasaba por íntegro, soldado fuerte, hábil, oficioso, liberal y apacible con los soldados y compañeros: llegó á tanto el descontento, que algunos comenzaron á desertar, prefiriendo el quedarse en aquellas costas, á servir bajo un gefe tan violento, el cual luego que advirtió esto, se dió priesa dando á la vela á los catorce dias de su arribo, y llegó principiado el año de 1535 á la isla de San Gabriel donde le esperaba su hermano.
20. Inmediatamente ordenó el adelantado que la gente desembarcase en la costa donde está hoy la colonia, y lo hicieron sin dificultad, no habiéndose presentado los indios charrúas á oponerse ni á parlamentar. Tambien mandó reconocer la misma costa y la opuesta; y finalmente se determinó á fundar en la costa austral á donde hizo pasar toda la espedicion. En ella construyó un fuertecillo con tapias sobre la misma barranca en los 34º 36’ 28" de latitud y 60º 46’ 26" de longitud con el nombre de Puerto de Santa Maria de Buenos-Aires. La primera parte del nombre alude á haberse fundado el 2 de febrero ó cerca de él, del año de 1535, y la segunda á haber dicho, tomando el primero tierra Sancho del Campo: que buenos aires son estos. Entre tanto se introdujeron las embarcaciones en el riachuelo para estar mas seguras y no muy distantes. La ciudad de Lima se fundó al mismo tiempo.
21. Los indios guaranís y los querandis que eran los mas cercanos, supieron el arribo de los españoles, se les presentaron pacíficos y les vendieron víveres hasta que conociendo su proyecto de fijarse, se alejaron. Viendo esto envió el adelantado al alcalde Juan Pabon ó Juan Bomban con algunos soldados á persuadirles que continuasen su amistad y comercio. Habiendo encontrado á cuatro leguas á los indios, estos los acometieron y persiguieron hasta la nueva ciudad, cuyas obras intentaron arruinar é impedir con repetidos asaltos, hasta que al fin fueron rechazados. Para castigar este atentado, despachó el adelantado á su hermano con 300 infantes y doce de á caballo, entre los cuales se cuenta á sí mismo Schimidels. Los oficiales principales eran ademas del gefe, Perafan de Rivera, Francisco Ruiz Galan, Bartolomé Bracamonte, Juan Manrique, Pedro Ramiro de Guzman, Sancho del Campo, Dievo Lujan y Pedro Benavides. Llevaban ademas la órden de hacer otra fortaleza donde les pareciese oportuno. Caminó esta tropa dos jornadas y descubrió la parte opuesta de una cañada, que creo sea la de Escobar, por donde desagua una laguna ó estero, á una multitud de indios guaranís y querandis ó pampas, que aparentaban querer acometer. Mandó el gefe atacarlos pasando la cañada que era muy fangosa, y viendo las indios cuan embarazados estaban los españoles en el cieno, los embistieron en media luna, arrojándoles muchas flechas, dardos y bolas, logrando matar al comandante don Diego de Mendoza, á Bartolomé Bracamonte á Perafan de Rivera con su alferez Marmolejo, á Juan Manrique, á Pedro Ramiro de Guzman y á Pedro Benavides. Tambien pereció Diego Lujan y otros, cuyos huesos se encontraron despues en la orilla de un rio, á quien por esto llamaron y llaman rio de Lujan. Ademas de los citados oficiales, murieron como veinte soldados, habiendo ocasionado la de tantos oficiales el haber los indios con sus bolas hecho caer á los caballos enredándoles las piernas. Los indios perdieron mucha gente, y fueron perseguidos hasta su tolderia ó pueblo que saquearon los españoles, sin encontrar sino algun pescado y pieles de quiyá; pues aunque Schimidels dice que tambien harina y manteca son cosas estas que no producia el pais. Tres dias estuvieron alli registrando el campo y eligieron el sitio en frente de la capilla del Pilar llamado hoy los Cerrillos, para construir un fuerte, dejando para esto cien hombres que en efecto le construyeron de tapias con su foso cuyas ruinas he visto. La gente restante volvió á Buenos Aires. Rui Diaz lib. 1, cap. 11, cuenta la batalla como él se la figuró, haciendo morir en ella á todos los españoles menos á, ochenta, y sin dejar á ninguno en el nuevo fuerte. Pero yo sigo al testigo Schimidels sin añadir sino la construccion del fuerte por que lo he visto, y porque la tradicion dice ser de aquel tiempo.
22. La tristeza por lo sucedido, no detenia el circundar de tapias á Buenos Aires; pero como hechas de priesa y el clima propende á la humedad, se desmoronaban fácilmente, aunque eran gruesas tres pies y altas una lanza. Estando en esto, una noche se encontró muerto en la cama con cuatro ó cinco puñaladas al capitan Lázaro Medrano, confidente del adelantado, quien por sospechas arrestó á algunos amigos y parientes del difunto Osorio; mas nada pudo averiguar. Se puso muy triste y caviloso, aumentando su melancolia una epidemia de que morian muchos y la escasez de víveres que se comenzaba á esperimentar. Para obtenerlos despachó una embarcacion con Jorge Lujan á las islas inferiores del Paraná, otra con Gonzalo de Mendoza á la costa del Brasil, y otras dos y una barca con Juan de Ayolas á descubrir rio arriba y fundar en sitio oportuno el tercer fuerte que le ordenaba su contrata con el Rey. Schimidels que marchó con Lujan, ignoró la salida de las otras embarcaciones, ó se olvidó de escribirla.
23. Estaba el adelantado melancólico, medroso y resuelto á irse á España, esperando solamente el regreso de Ayolas, pero para disimular, esparció la voz de que quería ir al Brasil en busca de víveres y ausilios, y sin perder instante, aprontaba lo preciso para escaparse. Mientras tanto regresó Lujan con la gente enferma y sin víveres; porque los guaranís de san Isidro, las Conchas é islas inferiores del Paraná, habian abandonado sus pueblos sin dejar nada, temerosos de que Lujan fuese á castigarlos por haberse hallado juntamente con los pampas ó querandis en la batalla última, y por que tenian ya resuelto volver á atacar á Buenos Aires. En efecto la misma confederacion de indios, reforzados cuanto pudieron, embistieron el 24 de junio de 1535 á Buenos-Aires y á los navios del riachuelo á un tiempo, arrojando mechones de paja encendidos y atados á las bolas y flechas, logrando quemar algunas embarcaciones, y casi todas las casas de la ciudad que estaban cubiertas de paja. Mas al fin fueron repelidos con mucha pérdida, siendo la de los españoles treinta hombres con un alferez. Schimidels capítulo 12 pone á los timbus y charrúas en esta batalla, y no hubo tal, porque los primeros estaban en paz con Ayolas entonces y los charrúas no tenian canoas ni podian comunicar con los querandis. Dice tambien que la casa del adelantado era de piedra, cuando alli no hay ninguna.
24. Afligido el adelantado con tantos trabajos, y de ver que aumentaban las enfermedades y la escasez de víveres, resolvió escaparse sin esperar á Ayolas; pero habiendo llegado este, la noche antes de marcharse, haciendo salvas y diciendo haber edificado en tierra de los timbus un presidio llamado Puerto de Corpus Cristi por haber llegado á él este dia del año 1535 añadiendo la bella índole de los timbus que le vendieron muchos comestibles y le ayudaron á edificar el presidio en que habia dejado cien soldados á la órden de Francisco Albarado, mudó de parecer y determinó pasar á dicho presidio que estaba cinco leguas bajo de Coronda en la misma costa, y mas arriba de Santispiritus. Tales fueron las esperanzas que concibió con estas noticias de Ayolas, que mudó el nombre al puerto llamándole Puerto de Buena Esperanza. Nombró por su segundo á Juan de Ayolas, y por comandante de Buenos Aires á Francisco Ruiz Galan, y se hizo á la vela en cuatro bergantines y otros buques menores que habia hecho construir, llevándose mas de la mitad de la gente, de la cual murieron cincuenta en los dos meses que tardaron en llegar á Buena Esperanza, porque muchos iban enfermos. Tambien los hallaron en el presidio donde habian ya fallecido algunos de la epidemia y miserias y otros pensaban en desertar para vivir entre los indios incitados de Gonzalo Romero desertor de Gaboto, segun dice el san Lozano lib. 1, cap. 4.
25. Como el artículo cuarto de su contrata le obligaba á buscar comunicacion con el Perú despachó á dos soldados voluntarios por tierra en solicitud del camino; pero no volvieron, aunque se dijo habian llegado á su destino, y despues á España. Tambien alistó embarcaciones y tres ó cuatrocientos hombres al mando de Juan Ayolas para que buscasen la misma comunicacion con el Perú por el rio arriba. En esto se pasaron cuatro meses, y no cuatro años, segun dice Schimidels cap. 14, y salió Ayolas el año de 1536 con órden de volver á los cuatro meses; pero como no regresaba pasado mas del doble dicho término, se fue el adelantado triste y cuasi baldado de manos y pies á Buenos Aires. Alli creció su melancolía viendo la mucha gente que habia perecido de epidemias, y no de hambre, como con estremada ponderacion cuentan Schimidels, Rui Diaz, Barrio y Lozano; pues la caza era tan abundante, que bastaria para alimentarlos á todos y el pescado lo mismo. El propio deseo de exagerar el hambre, y de acriminar injustamente la dureza increible del comandante Ruiz Galan, hizo inventar á Rui Diaz, lib. 1, cap. 12 y 13, y al criminal Lozano un cuento que no merece refutarse por ser ridículo por contradicciones y suposiciones falsas.
26. Despues que el adelantado llegó á Buenos Aires arribó del Brasil Gonzalo de Mendoza con víveres y con dos embarcaciones mas que se le habian agregado en que venian Rui Garcia Mosquera y los que se habian fijado en santa Catalina; todos bien armados y surtidos de criados tomados entre los guaranís del Brasil. Mucho celebró el adelantado este refuerzo, y poco despues despachó á Juan de Salazar y al mismo Gonzalo de Mendoza en dos bergantines con ciento cincuenta hombres en busca de Ayolas. Apenas habian salido viéndose el adelantado absolutamente tullido é inútil para todo, alistó las dos embarcaciones que quiso le llevasen á España.
27. Mientras disponia este negocio, recomendó á, Ruiz Galan la justa economia de los víveres confirmándole en el mando de Buenos Aires, para sucederle en el empleo de adelantado á Juan de Ayolas. Dispuso tambien que este nombramiento se despachase á Ayolas rio arriba, llevándole al mismo tiempo una instruccion, que segun Lozano lib. 2, cap. 4, decia en sustancia: 1º Que dejando las embarcaciones en paraje donde pudiesen encontrarlas los auxilios que pensaba enviarle de España, descubriese por tierra las riquezas del Perú. 2º Que prefiriese á los que le habian sido fieles, sin exasperar á los demas. 3º Que fuese moderado justo y prudente: 4º Que aunque por bullicioso se llevaba á Juan Cáceres, que tratase bien á su hermano que quedaba con el empleo de contador: 5º Que no consintiese que los conquistadores del Perú le usurpasen parte alguna de su gobierno, sosteniéndose con la fuerza, y á no poder mas con protestas sin permitir que sus soldados se fuesen á unir con ellos: 6º que cediese á Diego Almagro, si lo queria, el gobierno del rio de la Plata por ciento ó ciento cincuenta mil ducados cuya décima parte seria para él; pero que si en sus descubrimientos hacia alguna presa considerable, se acordase que su adelantado habia consumido su mayorazgo y sufrido grandes trabajos: 7º que conservaria toda la vida el gobierno si cumplia bien y se acordaba de quien se lo daba. Y 8º que le despachase á Francisco Ruiz Galan con el oro y plata que en su descubrimiento hubiese adquirido á informarle de todo.
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é) Sabida la muerte de Ayolas es elegido gefe D. Domingo Martinez de Irala: siguen los descubrimientos y conquistas, fundándose la ciudad de la Asuncion.
41. No pudiendo ya dudarse con la venida de Irala á la Asuncion la muerte del gefe principal Juan de Ayolas sin haber nombrado sucesor en el mando, y estando alli junta la mayor y principal parte de los conquistadores, trataron de elegirse un gefe á votos segun la real cédula citada. Aunque todos los capitanes pretendieron y alegaron méritos, tres fueron los que tuvieron mas partido. Alonso Cabrera daba mucha importancia á su empleo de veedor. Francisco Ruiz Galan se apoyaba con mas razones que todos en que mandaba por el adelantado en ausencia de Ayolas, no solo en Buenos Aires sino tambien en la Asuncion, segun se vió cuando arrestó á Irala. Juan de Salazar tambien alegaba méritos y tenia partidarios. Pero llegado el momento de elegir como á mediados del año de 1538 todos los partidarios se reunieron contra Ruiz y se convinieron en nombrar á Domingo (2) Martinez de Irala; que aunque tenia grande talento y valor, no igualaba en mérito á Ruiz Galan, Rui Diaz lib. 1, cap. 16 supone que Ayolas habia nombrado antes á Irala, sin acordarse que dijo poco antes que Galan su gefe le habia arrestado. Alvar Nuñez cap. 75 atribuye la preferencia de Irala á la esperanza que tenian de poderle manejar, por ser de menos calidad que todos los capitanes. Como quiera por esta competencia Rui Diaz nieto de Irala tomó á Galan tal ojeriza, que le atribuye mil iniquidades faltando á la verosimilitud y á la verdad, y le oculta todo lo bueno que hizo, que no fue poco. Lozano copia á Rui Diaz y aun le escede en sus invectivas.
42. Lo primero que Irala hizo al encargarse del mando fue juntar á todos los españoles, haciéndoles notar los pocos que eran para sostener entonces puntos tan distantes como la Asuncion, Buenos Aires y Lujan. Los hizo reflexionar que en los dos últimos puntos habia pocos indios dóciles, y que aquellos paises no conocian la agricultura ni podia entablarse faltándoles bueyes, caballerias é instrumentos de labor para los frutos de Europa que eran los únicos adecuados á aquel suelo: que al contrario en la Asuncion abundaban los guaranís indios dóciles y sumisos que cultivaban y cogian con poco trabajo mucho maiz, mandioca, batatas, judias, calabazas y algodon sin contar el pescado del rio ni las frutas y maderas silvestres. Concluyó diciendo su opinion de despoblar á Lujan y Buenos Aires para reunirse todos en la Asuncion y fundar alli una ciudad. Todos aprobaron la propuesta del gobernador; y este despachó al instante á Diego Abreu con embarcaciones á recoger y llevar los españoles de Lujan y Buenos-Aires á la Asuncion.
43. Sin perder tiempo convocó los indios de Ytá, de Yaguarón y de Acaai hoy de Tabapi que estaban ya sometidos; pero viendo que eran pocos determinó buscar mas con que surtir de encomiendas á los españoles. Principió pasando el rio con alguna gente é indios de los ya sumisos hasta encontrar á poca distancia una tolderia de lenguas ó guacurios; á quienes Rui Diaz lib. 1, cap. 18, y su copiante Lozano libro 2, cap. 7, llaman mal yaperús. Los acometió y venció, pero conoció en su resistencia que eran indios de otra especie de quienes no sacaria el partido que de los guaranís. Asi se retiró luego á la Asuncion, y repartió solares para casas á todos los españoles al rededor de la casa fuerte, que estaba donde hoy la de ayuntamiento, en la orilla oriental del rio, dominando á este sobre una barranca elevada. Eligió para la suya tras del convento actual de Dominicos el sitio que hoy tiene la de las señoras de Acosta y para el primer templo lo que llaman corralon de Santo Domingo, fijando el cementerio enfrente con calle por medio en lo que ahora es plazoleta. Señaló para convento de Franciscanos lo que llaman san Francisco Tuia al Oriente de la iglesia de san Blas; para los Mercedarios (3) el lugar que ocupa la casa de los gobernadores; y para los Gerónimos el sitio en que está hoy el convento de san Francisco.
44. Principió desde luego obras tantas; pero como para terminarlas fuesen pocos los indios de Ytá, Yaguarón y Acaai salió y subyugó sin dificultad los mongolás de Tapua y los indios de Ybitiruzú ó cordillera, formando de ellos los pueblos de Areguá, Altos, Yois y Tobati. En seguida pasó el rio Monday de cuyos indios estableció los pueblos de Candelaria, Yborapariyá, Terecañé y Maracaiu. Por último fue á la provincia de Ytati, y subyugó sin tropiezo casi bajo del trópico de Capricornio los indios de que fundó los pueblos de Atirá, Guarambaré é Ypané ó Pitun. Todos los citados indios eran guaranís y fueron repartidos á los españoles por Irala en encomiendas de Mitayos y muchos conducidos á la Asuncion para trabajar en las obras.
45. Durante esta espedicion llegó á la Asuncion Diego Abreu con las guarniciones y efectos de Lujan y Buenos Aires; y por él se supo que poco antes de su arribo á Buenos Aires, habia llegado sin tropiezo de santa Catalina la embarcacion que habia fondeado alli falta de ausilios segun vimos núm. 38. Pero la embarcacion menor que fue á buscar la otra con Schimidels, tardó mas de un mes en llegar á santa Catalina y se detuvo dos auxiliando á la otra y proveyéndose de víveres. Salieron despues juntas, y la menor llamada Panchaldo, tocó la víspera de Todos Santos en un banco, al entrar en el riachuelo de Buenos Aires, y se perdió con grande parte de su carga, aunque se recogió lo que se pudo. Schimidels cap. 29 llama á Panchaldo Gonzalo de Mendoza, que estaba entonces en el Paraguay; y supone el naufragio en el banco inglés; pero la pequeñez del buque, y el modo soldadesco con que pinta la cosa, no se me hace tan creible como lo que he copiado de Rui Diaz lib. 1, cap. 17, mucho menos pudiéndose dudar que Schimidels presenciase tal naufragio, cuando en el cap. 26 da á entender que asistió á la eleccion de Irala. Tambien dice que en la embarcacion grande que llegó felizmente, venian 200 españoles, que es el número que traian las cuatro de Cabrera. Pero tampoco creo á Rui Diaz cuando dice, que la embarcacion perdida era genovesa, y habia salido de Italia con solo el objeto de comerciar en Lima, pues de ser asi no conduciria como dice muchos oficiales distinguidos nombrando á Anton Cabrera, Peranton Aquino, Tomas Riso y Bautista Troche; ni habria ido á ausiliar tal embarcacion á la que fue de Buenos Aires; que es la que pereció, y no la que dice Rui Diaz.
46. Juntos ya todos los conquistadores de la Asuncion, los pasó Irala revista, y solo halló 600 hombres, habiendo perecido como 1,400 de los que habian llegado á aquellas regiones. Los encontró ademas escasos de vestuario y de municiones; pero estando provisto de indios, se dió priesa en fabricar las casas cubiertas de paja y las paredes de estacas verticales unidas y enlodadas, como son aun las mas en el pais. Edificó el primer templo y le dedicó á la Encarnacion del hijo de Dios, nombrando por primer cura al clérigo vizcaino Juan Gabriel Lezcano. A todos repartió en las as cercanias tierras para quintas, tomando para la suya la que ocupa el presidio de san Miguel en la orilla del rio encima de la ciudad, á quien dió por armas las efigies de la Asuncion y san Blas, una casa fuerte y un coco, que es una especie de palma comun alli. Nombró por alcaldes á los capitanes Juan de Salazar y Gonzalo de Mendoza, y por regidores á seis de los que trajo el adelantado con este destino.
47. Todo lo disponia y animaba Irala con suma habilidad, y circundaba la ciudad con las estacas que encontraba en el mismo desmonte; pero fatigados los indios con tantos trabajos, determinaron acabar con los españoles. Para esto se convinieron los que trabajaban con los que estaban en sus pueblos, en que estos se introducirian en la ciudad insensiblemente con pretesto de pasar la semana santa viendo las procesiones que hacian los españoles: y en la que llamaban de la sangre porque los mas se disciplinaban segun la costumbre devota de aquellos tiempos, caer repentinamente sobre ellos y acabarlos hallándose sin armas. Todo estaba pronto, y el Jueves Santo de 1539 poco antes de dicha procesion, reveló el secreto al alcalde Salazar una criada india que tenia, declarándole los principales cómplices. Inmediatamente se dió parte á Irala, y este hizo publicar un bando mandando á todos los españoles, y á los indios principales conjurados, que al instante acudiesen bien armados á su casa, para deliberar lo conveniente; pues tenian y estaban cerca de atacarlos los guicurús y los agaces. Verificado esto puntualmente, se fueron arrestando dichos indios cabezas cuando llegaban, y tomándoles la confesion en que declararon su delito, fueron luego ahorcados, publicando la causa y al mismo tiempo el perdon para todos los demas. Copio este acaecimiento de Rui Diaz, lib. 1, capítulo 18. Lo mismo hace Lozano lib. 2, cap. 7; sin embargo puede dudarse sea cierto cuando Schimidels no lo menciona.
48. Añade el mismo Rui Diaz, que escarmentados los guaranís con el pronto castigo de los cómplices principales, y agradecidos á la clemencia con los demas, entregaron á los españoles cuantas mugeres quisieron de las que resultaron despues muchos mestizos que fueron reputados y declarados por españoles.
41. No pudiendo ya dudarse con la venida de Irala á la Asuncion la muerte del gefe principal Juan de Ayolas sin haber nombrado sucesor en el mando, y estando alli junta la mayor y principal parte de los conquistadores, trataron de elegirse un gefe á votos segun la real cédula citada. Aunque todos los capitanes pretendieron y alegaron méritos, tres fueron los que tuvieron mas partido. Alonso Cabrera daba mucha importancia á su empleo de veedor. Francisco Ruiz Galan se apoyaba con mas razones que todos en que mandaba por el adelantado en ausencia de Ayolas, no solo en Buenos Aires sino tambien en la Asuncion, segun se vió cuando arrestó á Irala. Juan de Salazar tambien alegaba méritos y tenia partidarios. Pero llegado el momento de elegir como á mediados del año de 1538 todos los partidarios se reunieron contra Ruiz y se convinieron en nombrar á Domingo (2) Martinez de Irala; que aunque tenia grande talento y valor, no igualaba en mérito á Ruiz Galan, Rui Diaz lib. 1, cap. 16 supone que Ayolas habia nombrado antes á Irala, sin acordarse que dijo poco antes que Galan su gefe le habia arrestado. Alvar Nuñez cap. 75 atribuye la preferencia de Irala á la esperanza que tenian de poderle manejar, por ser de menos calidad que todos los capitanes. Como quiera por esta competencia Rui Diaz nieto de Irala tomó á Galan tal ojeriza, que le atribuye mil iniquidades faltando á la verosimilitud y á la verdad, y le oculta todo lo bueno que hizo, que no fue poco. Lozano copia á Rui Diaz y aun le escede en sus invectivas.
42. Lo primero que Irala hizo al encargarse del mando fue juntar á todos los españoles, haciéndoles notar los pocos que eran para sostener entonces puntos tan distantes como la Asuncion, Buenos Aires y Lujan. Los hizo reflexionar que en los dos últimos puntos habia pocos indios dóciles, y que aquellos paises no conocian la agricultura ni podia entablarse faltándoles bueyes, caballerias é instrumentos de labor para los frutos de Europa que eran los únicos adecuados á aquel suelo: que al contrario en la Asuncion abundaban los guaranís indios dóciles y sumisos que cultivaban y cogian con poco trabajo mucho maiz, mandioca, batatas, judias, calabazas y algodon sin contar el pescado del rio ni las frutas y maderas silvestres. Concluyó diciendo su opinion de despoblar á Lujan y Buenos Aires para reunirse todos en la Asuncion y fundar alli una ciudad. Todos aprobaron la propuesta del gobernador; y este despachó al instante á Diego Abreu con embarcaciones á recoger y llevar los españoles de Lujan y Buenos-Aires á la Asuncion.
43. Sin perder tiempo convocó los indios de Ytá, de Yaguarón y de Acaai hoy de Tabapi que estaban ya sometidos; pero viendo que eran pocos determinó buscar mas con que surtir de encomiendas á los españoles. Principió pasando el rio con alguna gente é indios de los ya sumisos hasta encontrar á poca distancia una tolderia de lenguas ó guacurios; á quienes Rui Diaz lib. 1, cap. 18, y su copiante Lozano libro 2, cap. 7, llaman mal yaperús. Los acometió y venció, pero conoció en su resistencia que eran indios de otra especie de quienes no sacaria el partido que de los guaranís. Asi se retiró luego á la Asuncion, y repartió solares para casas á todos los españoles al rededor de la casa fuerte, que estaba donde hoy la de ayuntamiento, en la orilla oriental del rio, dominando á este sobre una barranca elevada. Eligió para la suya tras del convento actual de Dominicos el sitio que hoy tiene la de las señoras de Acosta y para el primer templo lo que llaman corralon de Santo Domingo, fijando el cementerio enfrente con calle por medio en lo que ahora es plazoleta. Señaló para convento de Franciscanos lo que llaman san Francisco Tuia al Oriente de la iglesia de san Blas; para los Mercedarios (3) el lugar que ocupa la casa de los gobernadores; y para los Gerónimos el sitio en que está hoy el convento de san Francisco.
44. Principió desde luego obras tantas; pero como para terminarlas fuesen pocos los indios de Ytá, Yaguarón y Acaai salió y subyugó sin dificultad los mongolás de Tapua y los indios de Ybitiruzú ó cordillera, formando de ellos los pueblos de Areguá, Altos, Yois y Tobati. En seguida pasó el rio Monday de cuyos indios estableció los pueblos de Candelaria, Yborapariyá, Terecañé y Maracaiu. Por último fue á la provincia de Ytati, y subyugó sin tropiezo casi bajo del trópico de Capricornio los indios de que fundó los pueblos de Atirá, Guarambaré é Ypané ó Pitun. Todos los citados indios eran guaranís y fueron repartidos á los españoles por Irala en encomiendas de Mitayos y muchos conducidos á la Asuncion para trabajar en las obras.
45. Durante esta espedicion llegó á la Asuncion Diego Abreu con las guarniciones y efectos de Lujan y Buenos Aires; y por él se supo que poco antes de su arribo á Buenos Aires, habia llegado sin tropiezo de santa Catalina la embarcacion que habia fondeado alli falta de ausilios segun vimos núm. 38. Pero la embarcacion menor que fue á buscar la otra con Schimidels, tardó mas de un mes en llegar á santa Catalina y se detuvo dos auxiliando á la otra y proveyéndose de víveres. Salieron despues juntas, y la menor llamada Panchaldo, tocó la víspera de Todos Santos en un banco, al entrar en el riachuelo de Buenos Aires, y se perdió con grande parte de su carga, aunque se recogió lo que se pudo. Schimidels cap. 29 llama á Panchaldo Gonzalo de Mendoza, que estaba entonces en el Paraguay; y supone el naufragio en el banco inglés; pero la pequeñez del buque, y el modo soldadesco con que pinta la cosa, no se me hace tan creible como lo que he copiado de Rui Diaz lib. 1, cap. 17, mucho menos pudiéndose dudar que Schimidels presenciase tal naufragio, cuando en el cap. 26 da á entender que asistió á la eleccion de Irala. Tambien dice que en la embarcacion grande que llegó felizmente, venian 200 españoles, que es el número que traian las cuatro de Cabrera. Pero tampoco creo á Rui Diaz cuando dice, que la embarcacion perdida era genovesa, y habia salido de Italia con solo el objeto de comerciar en Lima, pues de ser asi no conduciria como dice muchos oficiales distinguidos nombrando á Anton Cabrera, Peranton Aquino, Tomas Riso y Bautista Troche; ni habria ido á ausiliar tal embarcacion á la que fue de Buenos Aires; que es la que pereció, y no la que dice Rui Diaz.
46. Juntos ya todos los conquistadores de la Asuncion, los pasó Irala revista, y solo halló 600 hombres, habiendo perecido como 1,400 de los que habian llegado á aquellas regiones. Los encontró ademas escasos de vestuario y de municiones; pero estando provisto de indios, se dió priesa en fabricar las casas cubiertas de paja y las paredes de estacas verticales unidas y enlodadas, como son aun las mas en el pais. Edificó el primer templo y le dedicó á la Encarnacion del hijo de Dios, nombrando por primer cura al clérigo vizcaino Juan Gabriel Lezcano. A todos repartió en las as cercanias tierras para quintas, tomando para la suya la que ocupa el presidio de san Miguel en la orilla del rio encima de la ciudad, á quien dió por armas las efigies de la Asuncion y san Blas, una casa fuerte y un coco, que es una especie de palma comun alli. Nombró por alcaldes á los capitanes Juan de Salazar y Gonzalo de Mendoza, y por regidores á seis de los que trajo el adelantado con este destino.
47. Todo lo disponia y animaba Irala con suma habilidad, y circundaba la ciudad con las estacas que encontraba en el mismo desmonte; pero fatigados los indios con tantos trabajos, determinaron acabar con los españoles. Para esto se convinieron los que trabajaban con los que estaban en sus pueblos, en que estos se introducirian en la ciudad insensiblemente con pretesto de pasar la semana santa viendo las procesiones que hacian los españoles: y en la que llamaban de la sangre porque los mas se disciplinaban segun la costumbre devota de aquellos tiempos, caer repentinamente sobre ellos y acabarlos hallándose sin armas. Todo estaba pronto, y el Jueves Santo de 1539 poco antes de dicha procesion, reveló el secreto al alcalde Salazar una criada india que tenia, declarándole los principales cómplices. Inmediatamente se dió parte á Irala, y este hizo publicar un bando mandando á todos los españoles, y á los indios principales conjurados, que al instante acudiesen bien armados á su casa, para deliberar lo conveniente; pues tenian y estaban cerca de atacarlos los guicurús y los agaces. Verificado esto puntualmente, se fueron arrestando dichos indios cabezas cuando llegaban, y tomándoles la confesion en que declararon su delito, fueron luego ahorcados, publicando la causa y al mismo tiempo el perdon para todos los demas. Copio este acaecimiento de Rui Diaz, lib. 1, capítulo 18. Lo mismo hace Lozano lib. 2, cap. 7; sin embargo puede dudarse sea cierto cuando Schimidels no lo menciona.
48. Añade el mismo Rui Diaz, que escarmentados los guaranís con el pronto castigo de los cómplices principales, y agradecidos á la clemencia con los demas, entregaron á los españoles cuantas mugeres quisieron de las que resultaron despues muchos mestizos que fueron reputados y declarados por españoles.
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