LA MOVILIZACIÓN DE 1928.
Autor: LUIS VERÓN
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
www.portalguarani.com )
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LA MOVILIZACIÓN DE 1928.
Los ataques de fortines establecidos en el Chaco, tanto por fuerzas paraguayas como bolivianas, desembocaron en un peligroso estado de beligerancia que, por poco, no llevó a la guerra. La falta de preparación de ambos ejércitos fue el factor determinante de la postergación del conflicto.
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A raíz del ataque paraguayo al fortín Vanguardia, fuerzas bolivianas capturaron los fortines paraguayos Boquerón y Mariscal López, además de producir la ruptura de relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Bolivia y el Paraguay.
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Ante este situación, el gobierno paraguayo ordenó, el 16 de diciembre de 1928, la movilización "a los individuos de Tropa de la reserva del Ejercito Permanente y Armada, a todos los ciudadanos hábiles para el servicio de las armas... " de 20 a 29 años de edad. Igualmente. creó el cargo de Comandante en Jefe del Ejercito y Marina Nacionales, designando para el cargo al general Patricio Alejandrino Escobar, un jefe retirado del servicio activo hacía muchos años; la Insectoría General del Ejercito, a cargo del general Manuel Rojas; la Junta de Aprovisionamiento y el Consejo de Defensa Nacional, presidido por el obispo Juan Sinforiano Bogarin. Mientras tanto, la comisión militar de compra de armamentos suscribía contratos con fábricas europeas.
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La movilización decretada por el gobierno paraguayo, llamando a diez clases de la reserva, en vez de constituir un Paso decisivo en la defensa del Chaco, desnudó un cumulo de falencias y la "inexistencia de una organización adecuada ", al decir del coronel Carlos José Fernández.
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Si bien la respuesta a la convocatoria del Gobierno para la defensa del Chaco fue generalizada, la misma fue un fracaso total, pues puso en descubierto la desorganización imperante en el Ejército.
De todos los confines de la República, al son de bulliciosas bandas de música, llegaban a Asunción numerosas y entusiastas columnas de reservistas, convirtiéndose la capital del país en un cuartel general. Ante las imprevisiones, según el general Ayala, "cuando rebosaban los edificios de contingentes, se embarcaban verdaderas multitudes con destino o cualquier punto del litoral, sin objetivo determinado, desprovistas de víveres para el viaje y sin aviso siquiera al punto de destino (...). Los regimientos se escalonaban desde Bahía Negra hasta Puerto Galileo, sobre el Pilcomayo, en confusa dispersión, sin ningún plan de concentración ni de operaciones. La Escuela Militar de los jefes no tenían la menor idea de lo que era el Chaco y, menos aún, de las formas de encarar su defensa.
.De todos los confines de la República, al son de bulliciosas bandas de música, llegaban a Asunción numerosas y entusiastas columnas de reservistas, convirtiéndose la capital del país en un cuartel general. Ante las imprevisiones, según el general Ayala, "cuando rebosaban los edificios de contingentes, se embarcaban verdaderas multitudes con destino o cualquier punto del litoral, sin objetivo determinado, desprovistas de víveres para el viaje y sin aviso siquiera al punto de destino (...). Los regimientos se escalonaban desde Bahía Negra hasta Puerto Galileo, sobre el Pilcomayo, en confusa dispersión, sin ningún plan de concentración ni de operaciones. La Escuela Militar de los jefes no tenían la menor idea de lo que era el Chaco y, menos aún, de las formas de encarar su defensa.
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No solo en cuando a organización fue desastrosa la movilización paraguaya de 1928, sino también en otros aspectos. El anecdotario de aquellos días, muchas veces raya lo gracioso, cuando no lo ridículo. El general Ayala recuerda que "con motivo de un parte recibido por el mayor Félix Cabrera, de Puerto Casado, de que dos columnas enemigas se dirigían sobre Isla Po'i, defendida por un regimiento de infantería de 600 hombres y un escuadrón de caballería de 100 hombres, el Comando en jefe envió a Cabrera la siguiente orden: 'Dividir el escuadrón en dos fracciones, enviando cada una de ellas al encuentro de cada columna enemiga con misiones de retención y atacar con el regimiento de infantería una de las columnas y destruirla; luego reorganizar el regimiento y atacar y destruir la otra columna, teniendo cuidado en la persecución de no pasar la línea del Statu Quo (de 1907).
Por otra parte, siempre según Ayala, el regimiento de caballería "Valois Rivarola' acampado en Riacho Negro, frente a Concepción, "recibió la orden del Comando en jefe de explorar los alrededores de Villa Montes"', o sea recorrer el Chaco de punta a punta.
Había, dice Juan B. Ayala, "un desconocimiento total del probable teatro de operaciones y un desconcierto tan grande que todo el mundo se imaginaba a los bolivianos en las puertas de Asunción".
"El Comandante en Jefe ordeno ocupar y fortificar el Cerrito de Benjamín Aceval por un regimiento de infantería y por su parte, el Comandante de la guarnición de Concepción, teniente coronel José Félix Estigarribia, resolvió a su vez fortificar Concepción, comisionando al general ruso Nicolás Ern y al autor de estas líneas para realizar un reconocimiento sobre el terreno y presentar un plan de defensa.
Tanto Ern como Ayala eran partidarios de organizar la defensa a la altura de "Corralito", a 25 Kilómetros de Concepción, para pasar después a la maniobra, "es decir, a la contraofensiva".
Sin embargo, refiere Ayala, el comando era de opinión que había que defender la propia plaza de Concepción. "En cumplimiento de esa decisión, después de un reconocimiento por riacho Negro, presentamos al citado Comando con fecha 24 de diciembre de 1928, el proyecto de la defensa de la plaza de Concepción con muy interesantes sugerencias.
"Este proyecto quedo en la nada, pero contribuyo a poner de manifiesto que los Mandos Superiores no se hallan compenetrados de un espíritu ofensivo audaz y que las concepciones estratégicas no eran de mucha envergadura.
"El desastre de la movilización de 1928, la desatinada dispersión de las fuerzas, la pobreza de Concepción y el eterno caos político-militar, llegaron a conocimiento del Estado Mayor boliviano y sirvieron de estimulo para sus desorbitadas pretensiones.
"Felizmente para el Paraguay, finaliza Juan Bautista Ayala, el ejército boliviano no estaba entonces en condiciones de iniciar la campaña del Chaco".
En Bolivia también se sucedieron, con inaudita intensidad, las demostraciones bélicas de la población, con multitudinarias manifestaciones populares. El general Hans Kundt, un viejo conocido de los bolivianos por haber actuado con anterioridad en el ejército de ese país, fue convocado para dirigir el ejército. El gobierno del presidente Siles suspendió las garantías constitucionales y dispuso, en represalia por el ataque paraguayo al fortín Vanguardia, que las pocas tropas disponibles de la Cuarta División en el frente occidental, tres pelotones del Regimiento VI de Infantería "Campos" atacaran al fortín paraguayo Boquerón y que tropas del Regimiento "Ayacucho", estacionado en Cuatro Vientos, asaltaran el fortín Mariscal López, escaramuza durante la cual murieron el teniente Aparicio Figari, 14 soldados y cuatro indígenas.
El gobierno boliviano decreto la movilización de sus reservas y ordeno el bombardeo de Bahía Negra, donde cayeron cuatro bombas que no explotaron.
Por fortuna, así como ocurrió en el Paraguay, la movilización decretada por el gobierno boliviano también resulto un fracaso.
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No solo en cuando a organización fue desastrosa la movilización paraguaya de 1928, sino también en otros aspectos. El anecdotario de aquellos días, muchas veces raya lo gracioso, cuando no lo ridículo. El general Ayala recuerda que "con motivo de un parte recibido por el mayor Félix Cabrera, de Puerto Casado, de que dos columnas enemigas se dirigían sobre Isla Po'i, defendida por un regimiento de infantería de 600 hombres y un escuadrón de caballería de 100 hombres, el Comando en jefe envió a Cabrera la siguiente orden: 'Dividir el escuadrón en dos fracciones, enviando cada una de ellas al encuentro de cada columna enemiga con misiones de retención y atacar con el regimiento de infantería una de las columnas y destruirla; luego reorganizar el regimiento y atacar y destruir la otra columna, teniendo cuidado en la persecución de no pasar la línea del Statu Quo (de 1907).
Por otra parte, siempre según Ayala, el regimiento de caballería "Valois Rivarola' acampado en Riacho Negro, frente a Concepción, "recibió la orden del Comando en jefe de explorar los alrededores de Villa Montes"', o sea recorrer el Chaco de punta a punta.
Había, dice Juan B. Ayala, "un desconocimiento total del probable teatro de operaciones y un desconcierto tan grande que todo el mundo se imaginaba a los bolivianos en las puertas de Asunción".
"El Comandante en Jefe ordeno ocupar y fortificar el Cerrito de Benjamín Aceval por un regimiento de infantería y por su parte, el Comandante de la guarnición de Concepción, teniente coronel José Félix Estigarribia, resolvió a su vez fortificar Concepción, comisionando al general ruso Nicolás Ern y al autor de estas líneas para realizar un reconocimiento sobre el terreno y presentar un plan de defensa.
Tanto Ern como Ayala eran partidarios de organizar la defensa a la altura de "Corralito", a 25 Kilómetros de Concepción, para pasar después a la maniobra, "es decir, a la contraofensiva".
Sin embargo, refiere Ayala, el comando era de opinión que había que defender la propia plaza de Concepción. "En cumplimiento de esa decisión, después de un reconocimiento por riacho Negro, presentamos al citado Comando con fecha 24 de diciembre de 1928, el proyecto de la defensa de la plaza de Concepción con muy interesantes sugerencias.
"Este proyecto quedo en la nada, pero contribuyo a poner de manifiesto que los Mandos Superiores no se hallan compenetrados de un espíritu ofensivo audaz y que las concepciones estratégicas no eran de mucha envergadura.
"El desastre de la movilización de 1928, la desatinada dispersión de las fuerzas, la pobreza de Concepción y el eterno caos político-militar, llegaron a conocimiento del Estado Mayor boliviano y sirvieron de estimulo para sus desorbitadas pretensiones.
"Felizmente para el Paraguay, finaliza Juan Bautista Ayala, el ejército boliviano no estaba entonces en condiciones de iniciar la campaña del Chaco".
En Bolivia también se sucedieron, con inaudita intensidad, las demostraciones bélicas de la población, con multitudinarias manifestaciones populares. El general Hans Kundt, un viejo conocido de los bolivianos por haber actuado con anterioridad en el ejército de ese país, fue convocado para dirigir el ejército. El gobierno del presidente Siles suspendió las garantías constitucionales y dispuso, en represalia por el ataque paraguayo al fortín Vanguardia, que las pocas tropas disponibles de la Cuarta División en el frente occidental, tres pelotones del Regimiento VI de Infantería "Campos" atacaran al fortín paraguayo Boquerón y que tropas del Regimiento "Ayacucho", estacionado en Cuatro Vientos, asaltaran el fortín Mariscal López, escaramuza durante la cual murieron el teniente Aparicio Figari, 14 soldados y cuatro indígenas.
El gobierno boliviano decreto la movilización de sus reservas y ordeno el bombardeo de Bahía Negra, donde cayeron cuatro bombas que no explotaron.
Por fortuna, así como ocurrió en el Paraguay, la movilización decretada por el gobierno boliviano también resulto un fracaso.
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Fuente:
LA GUERRA DEL CHACO (1932-1935)
Autor: LUIS VERÓN
© Editorial El Lector
Asunción – Paraguay
2010 (165 páginas).
LA GUERRA DEL CHACO (1932-1935)
Autor: LUIS VERÓN
© Editorial El Lector
Asunción – Paraguay
2010 (165 páginas).
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